El mes de febrero de 2016 fue el punto de partida para la peor crisis […]
Publicado el 19 noviembre, 2019 por Guido Veneziale
El mes de febrero de 2016 fue el punto de partida para la peor crisis de la historia del deporte argentino.
Los brutales aumentos de las tarifas de los servicios públicos que afectaron a toda la sociedad han puesto en una situación crítica la institución que es parte del ADN de nuestro país: el club de barrio.
Los clubes, imposibilitados de pagar facturas astronómicas de luz, gas y agua, fueron parte del sector que más consecuencias tuvo (y aún tiene).
El peligro de remate de sedes de clubes de barrio es una realidad. Las estadísticas indican que hoy, tras cuatro años de recesión económica, más del 60% de las instituciones barriales están endeudadas con alguna de las empresas que proveen servicios básicos: electricidad, agua corriente y gas.
El aporte de los clubes de barrio en términos sociales es invaluable. Garantizan que el deporte sea un derecho para todas nuestras niñas, niños y adolescentes.
Allí se forman en valores de solidaridad, compañerismo y amistad. Así un club puede convertirse en uno de los agentes principales para la prevención de adicciones.
Además, se debe tener en cuenta que la mayoría de estos espacios prestan sus instalaciones de manera gratuita para que distintas instituciones estatales (escuelas, hospitales, municipios) que implementen allí sus programas y realizan acciones de cara a nuestra comunidad.
La nueva gestión del presidente electo Alberto Fernández trae buenas noticias para los clubes: fue el único candidato que en los debates presidenciales nombró a nuestras instituciones.
Tras cuatro años de ataques y resistencia, hay medidas de carácter urgente que deben tomarse para evitar la quiebra de instituciones que llevaría mucho tiempo volver a constituir.
Políticas fundamentales como la reglamentación de la Ley Nacional de Clubes de Barrio y de Pueblo N° 27.098 deben ser adoptadas.
Debemos ir hacia tarifas sociales en los servicios públicos de estas instituciones. Hacia la inembargabilidad de los terrenos. Lograr tener una mesa de trabajo con las empresas de provisión de servicios públicos y llegar a un acuerdo para imposibilitarlas que puedan realizar de corte de suministros a los clubes de barrio que registren deudas.
Poder concretar el pago de las boletas sin intereses. Y por último, ir hacia una Asignación Universal por Hijo en el Deporte.
Con los clubes abiertos, Argentina se asegura una sociedad saludable de cara al futuro.
Somos un actor fundamental en la recomposición de los tejidos sociales y queremos ser parte en la enorme tarea de volver a poner de pie nuestro querido país.
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