Si bien todxs lxs que integramos la comunidad educativa entendimos que el protocolo sanitario era […]
Publicado el 28 abril, 2021 por Melisa Correa
Si bien todxs lxs que integramos la comunidad educativa entendimos que el protocolo sanitario era inseguro para nuestra salud y obstruía cualquier tipo de intención pedagógica, inventamos la forma de hacer con otrxs, desde el pie y con muy poco, inventamos estrategias de enseñanza porque somos lxs que caminamos y construimos el territorio escolar.
Hablamos de las relaciones entre un grupo social y su territorio teniendo en cuenta la forma de integrarlo a su modo de vida, a su visión del mundo. La escuela es un espacio que otorga identidad cultural a aquellxs que la habitamos, partiendo de esto exploramos las formas pedagógicas que nos resultan posibles allí aún con las restricciones que nos planta el protocolo.
Empezamos la primera semana trabajando con secuencias didácticas que permitan realizar un diagnóstico sobre los diversos puntos de partida de lxs chicxs en el proceso de aprendizaje. Una de las dificultades fue secuenciar los contenidos teniendo en cuenta la asistencia intermitente: el Gobierno no permite que venga un grupo una semana entera y el otro grupo la otra semana, tienen que venir un día sí y un día no sin justificación alguna.
Otro de los problemas, conjeturados por familias y docentes fue el comienzo de los contagios y los “casos sospechosos”. A medida que van transcurriendo los días, muchos subgrupos se “aíslan”, es decir, dejan de asistir a la escuela porque maestrxs, compañerxs o familiares presentan síntomas de covid o dan positivo en los hisopados. Esto, además de generar gran preocupación en la comunidad por la salud de todxs lxs que asistimos al edificio escolar, compone interrupciones lógicas en la tarea pedagógica. Al esfuerzo de les docentes por seguir tejiendo lo comunitario frente a reglamentos que lo obstruyen, se interpuso la pandemia y los miedos que genera.
En este sentido, muchxs seguimos considerando la importancia del cuidado del otro en todo sentido. El cuidado de la salud y la preservación de los ideales propios que construyen lo público, lo común. Esta vez, tengo muchas más preguntas que conclusiones. ¿No era mejor ofrecer dispositivos tecnológicos a lxs chicxs y dotar a los barrios de conexión antes de volver al edificio escolar para poner en riesgo la salud de la comunidad? Si había tantas ansias por volver a la presencialidad… ¿era necesario que sea todos los días, todas las horas? Lxs funcionarixs del GCBA deberían poner a trabajar aquello que llamamos “imaginación sociológica” y evaluar las consecuencias de las medidas que toman. Porque en el medio estamos nosotrxs, que seguimos de pie, pero soportando los riesgos de la sobrecarga y el descuido de nuestra salud, padeciendo la difícil tarea de armar “burbujas” que nos aíslan cada vez más.
Melisa Correa – Docente de las Escuelas 10 y 14 del D.E. 8°.
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