Viernes 26 de Abril del 2024

“Siempre busqué la actividad barrial y el espacio de las mujeres”

Lilia Saralegui, vecina histórica de Flores, tiene una trayectoria de militancia activa por causas del […]

Publicado el 8 mayo, 2019 por Juan Bertrán

Lilia Saralegui, vecina histórica de Flores, tiene una trayectoria de militancia activa por causas del barrio. Ex legisladora porteña y ex directora del Centro Cultural Marcó del Pont, charlamos sobre su participación política y las cuestiones clave de la comuna.

Como legisladora porteña a fines de la década del ´90 y principios del 2000, Lilia Saralegui impulsó proyectos importantes para el barrio de Flores, como la constitución del Área de Protección Histórica 15, la cual declara la protección del Casco Histórico de Flores, y la conformación del Parque Lineal Verde del Oeste, el cual es un corredor que se crearía una vez realizado el soterramiento del Ferrocarril Sarmiento, y que propone la construcción de parque público y la restauración de las casas históricas que se encuentran a ambos lados del tren.

En la siguiente entrevista charlamos sobre su trabajo, su participación política y sobre cuestiones de la historia del barrio.

La Comuna 7: ¿Cuáles fueron tus comienzos en la política?

Lilia Saralegui: En realidad estuve casada con Miguel Unamuno, un dirigente histórico del peronismo. La participación de él era desde el barrio. Lo acompañaba en ese momento y participaba en una Unidad Básica acá en Flores. Siempre mi participación fue barrial. Como yo sabía de mis limitaciones porque tenía un familión (seis hijos), la unidad básica me quedaba a dos cuadras y me iba con toda mi familia. Cuando empezó el peronismo era muy de barrio. Empecé en una unidad básica en la calle Lautaro y después empecé a participar en distintos movimientos. Empecé a tomar conciencia que como mujer de un político tenía muchos límites y ahí me di cuenta en la práctica que el hecho de ser la mujer de un político siempre me relegaba a ocupar el lugar de “la mujer de”. Mi marido era un maestro para mí porque era un tipo muy preparado, sabía muchísimo, nunca tuve la preparación histórica y la experiencia política que tuvo él. Pero yo también quería hacer mi propio camino. A medida que iba saliendo del barrio, empecé a participar de otros movimientos como el MUSO (Movimiento Unidad, Solidaridad y Organización), con Cafiero. Entonces, dije voy a empezar a reclutar a las mujeres. Voy a empezar a trabajar en nuestras reivindicaciones. Tal es así que fui Secretaria de la Mujer del Partido Justicialista de Capital. A partir de ahí empecé a militar como representante de la Rama Femenina. Cuando volvió la democracia fui la primera organizadora del Encuentro Nacional de Mujeres y peleamos dentro del partido para que fuera reconocida la participación proporcional de la mujer. Pero después volví al barrio cuando empecé a trabajar con Chacho Álvarez, con un local en la calle Varela. Siempre busqué la actividad barrial y el espacio de las mujeres. Fui electa para legisladora en Capital y a partir de ahí quise tocar los temas del barrio que a mí me parecían que eran necesarios reivindicar y ahí fue cuando surgió la APH 15 y el soterramiento. En realidad, Parque Lineal Verde del Oeste como lo llamábamos nosotros.

LC7: ¿Por qué realizaste los proyectos de APH 15 y el soterramiento?

LS: Flores conserva restos del pasado, sobre todo donde pasa el tren y a los costados hay una cantidad de casas, como la Marcó del Pont que era una casa de veraneo donde se refugió la familia Marcó del Pont cuando fue la peste amarilla. Mucha gente se trasladó al oeste, desde el centro, desde San Telmo, huyendo de enfermedades. Hay una cantidad de casas de aquella época que sobreviven y la única que fue restaurada fue la Casa Marcó del Pont que fue una iniciativa de la Junta de Estudios Históricos. La idea mía como legisladora era revalorizar este barrio, como un barrio que tiene una riqueza histórica y patrimonial, tratar de recuperar el patrimonio histórico y cultural de este barrio. El enemigo es el tiempo que va a ir deteriorando esas casas que son tan viejas. Lo que no hace la especulación inmobiliaria, lo hace el tiempo. Y después del tiempo viene la especulación inmobiliaria. Las casas que están a lo largo del ferrocarril se van a caer. Hay muchas casas que están en un estado deplorable. Lo único que está cuidado es la casa Marcó del Pont, los pasajes al lado de la Iglesia, la Iglesia. El resto está a la buena de Dios. La Casa Millán me dejó un sabor amargo porque pudimos evitarlo durante tres años pero al final se tiró abajo. Son ejercicios de participación del vecino en las decisiones que se toman en su barrio. Hay que empoderar a los vecinos. En el proyecto de la APH 15 hay planos para los arquitectos y los antecedentes históricos de todas estas casas. Vi que ya metieron cemento en la Plaza Flores y por eso había que estar ahí y defenderlo porque es un lugar histórico y tienen la obligación de hacerlo pasar por la Legislatura y por los vecinos y no porque se le ocurra al Gobierno de la Ciudad poner cemento y talar los árboles se puede hacer. Me parece que es una pequeña lucha que vale la pena dar. Son pequeñas luchas que espero que algún día fructifiquen en un sentido de pertenencia de los vecinos, que todo ancle en eso. No hay que permitir que se haga cualquier cosa.

LC7: ¿Cuándo surge tu interés por la historia?

LS: Mi interés por la historia surge porque estudié Filosofía y Letras y Sociología y tiene que ver un poco con eso. Estuve casada muchos años con Miguel Unamuno, que era un hombre que realmente tenía un interés muy importante por la historia, era el eje de su vida, fundamentalmente, la historia de Buenos Aires. En ese sentido, él y mi hijo Juan Pablo fueron mis maestros. En mi casa hay una gran biblioteca histórica de la cual doné la mitad al Congreso de la Nación porque ya no tengo espacio. Creo que un poco es por eso y, por otro lado, digo, ¿cómo no vas a defender el patrimonio común? No necesitás ser un especialista para saber que eso te pertenece a vos, les pertenece a los vecinos, a los que han vivido acá, es parte de nuestra idiosincrasia. No se tiene que transformar un lugar y convertirlo en otra cosa. San Telmo fue bastante recuperado y hasta incluso turísticamente y desde el punto de vista económico fue aprovechado. Acá en Flores se ha ido degradando todo.

LC7: ¿Sentís que en tus años en política lograste hacer lo que esperabas?

LS: Sentí que el esfuerzo y la voluntad tiene que ver con la concreción de las cosas que vos soñás. Una cosa es lo que vos soñás o imaginás, que es el principio de todo. Primero, te hacés una ilusión, luego la vas bajando al nivel de la posibilidad y la concreción. Por supuesto que no se puede lograr todo lo que uno quiere, pero ni de lejos, pero creo que la lucha vale la pena. Si no te deja en una situación muy amarga. Dentro de las situaciones que estamos viviendo, me pone muy contenta ver el avance de las mujeres que nosotros promovimos desde el principio. Me gustaría que la gente participara más, que se empoderara por medio de las comunas, que no es algo fácil, pero hay algunos instrumentos para poder cambiar y que no todo venga desde arriba. Nunca vas a llegar al ideal que te propusiste pero en el medio algo conseguiste, valió la pena. Vivo acá hace más de 50 años y en Flores, la gente participa a pesar de que no hay un incentivo a la participación. Soy una vecina que vive hace muchos años acá, entonces, traté de que el eje de mi trabajo en la Legislatura sea la defensa del barrio.

LC7: ¿Cómo fue tu participación en la Comisión de Cultura y Patrimonio de la Comuna 7?

LS: Estaba el caso del Pacará de Segurola que es histórico donde ahí se vacunó por primera vez contra la fiebre amarilla y le querían modificar la estructura. Los vecinos querían participar ellos con sus ideas en la puesta en valor del espacio. Entonces, nos organizamos y empecé a apoyarlos. Esa es la idea original de esto. Empoderar a los vecinos, que los tengan en cuenta. Esa es una pequeña plazoleta pero es histórica. La cuestión es que se recuperó con la participación de los vecinos. Al final se consiguió lo que queríamos. Esas pequeñas victorias que se consiguen con paciencia son un ejercicio de la democracia. Si no, ¿para qué sirven las comunas si viene todo de arriba y hacen lo que quieren? ¿Dónde está la autonomía entonces? La gente tiene que afianzarse en el barrio, sentir que ellos son los propietarios de esto. En ese sentido las reuniones en la Comuna sirvieron para empoderar al vecino, sentir que su participación puede servir para algo.


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