Fake news en setentena

Noticia falsa. Fake news. Siempre las hubo y  las habrá. Pero en este contexto de una setentena por plaga se ha vuelto, a mi modo de ver, insoportable. 

No pasan dos días que recibo algo y además, por mi formación en salud, me los envían preguntándome: “¿Será cierto? Lo envío por las dudas. Es mejor estar prevenidos por cualquier cosa”. Entonces me agarro la cabeza cuando leo que la solución es lavarse la garganta con agua salada o tomar té de lavanda. Les echo una mirada  y contesto: BULO.

Hay varias páginas de internet para saber si es o no es. La forma más sencilla es copiar una parte del texto clave: fecha, nombre del filósofo, doctor o víctima que habla del hecho, números estadísticos. Esto se  pega en la barra de búsqueda de Google y así salen cataratas de links que te cuentan que es FALSO.

Estamos advertidos que existen, sin embargo; logran picar profundo en nuestras mentes. ¿Es la incertidumbre ? ¿La preocupación? ¿La tensión? ¿El exceso de información? ¿Creemos según las creencias que tenemos previamente? ¿Cuál es el objetivo: ganar dinero, influir en las masas?

Los especialistas en cada uno de estos temas podrían dar respuestas a mis preguntas. Yo misma tengo mis ideas preconcebidas. No las escribo porque cualquiera podría convertirlas en un BULO. Me parece más importante dejarles estas reflexiones:

“No creamos todo lo que leemos. Confirmemos la fecha, lugar y nombre de la información. Verifiquemos que la fuente sea fiable y si lo es, contrastemos buscando en Google dos fuentes confiables y reconocidas más, que confirmen que  lo que nos llega es real”.   

Y sino, lo mejor es borrarlo del teléfono, computadora inmediatamente, sin leerlo y sin reenviarlo. ¡Basta ya de jugar al teléfono descompuesto maligno!