El recuerdo a un político de esos imprescindibles

Juan Carlos “Cacho” Scarpati siempre estuvo comprometido con la justicia y la memoria. Él denunció ante el mundo los crímenes de lesa humanidad cometidos en los centros clandestinos de Campo de Mayo.

Dicen los que lo conocieron que en este momento de pandemia habría puesto sin dudas toda su imaginación y organización al servicio de cada necesidad, tanto material como efectiva.

Su compañeros y compañeras de militancia lo recuerdan hoy, a un año de su ida para el lado de las nubes. Juan Carlos “Cacho” Scarpati siempre sostuvo que “la política es el arte de hacer posible lo necesario, que hay que ser militantes inclaudicables y tenaces, que en la construcción del poder popular no hay atajos sino caminos y que el peronismo consecuente tiene un rol fundamental en la conformación del Frente de Liberación Nacional”.

Cacho Scarpati inició su militancia en las FAP y en el ´73 se sumó a Montoneros luego de dar el debate sobre la necesidad histórica de hacerlo. En 1977, cuando cumplía funciones en el Área Federal de Prensa, fue emboscado por una patota del ejército y, luego de un tiroteo en el que recibió 9 balazos, fue detenido-desaparecido en “El Campito” en el que bordeó la muerte, pero se salvó gracias a Silvia Quintela Dallasta -madre de Francisco Madariaga Quintela, hijo recuperado N°101- y Marta Eiroa, ambas compañeras desaparecidas. Cinco meses después, se fugó para siempre de las garras de la dictadura y se exilió en España.

Desde el exterior denunció ante el mundo las atrocidades que se cometían en los centros clandestinos que funcionaron en Campo de Mayo para luego retornar al país y en 1985 fundar el Peronismo 26 de julio.

Asimismo, a través del Centro de Estudios Históricos Compañero Dardo Cabo, que pudo presentar pocos días antes de su fallecimiento, pudo sintetizar su experiencia política y así poder “recuperar el rol del peronismo en el proceso revolucionario argentino y latinoamericano”.

En la Comuna N° 7 también lo evocan por su compromiso con la justicia y la memoria y lo definen como “un verdadero héroe que permitió echar luz sobre el pozo negro del más grande de los centenares de centros clandestinos del país, por el que pasaron más de cinco mil personas”.