Domingo 08 de Diciembre del 2024

Los desaparecidos del Bajo Flores

Hoy se cumplen 42 años del secuestro y la desaparición de Mónica Mignone, Mónica Quintero, […]

Publicado el 14 mayo, 2018 por Nicolás Rosales

Hoy se cumplen 42 años del secuestro y la desaparición de Mónica Mignone, Mónica Quintero, Maria Esther Lorusso lammle, Beatriz Carbonell, Horacio Pérez Weiss, Maria Marta Vázquez y César Lugones, quienes formaban parte del movimiento villero del Bajo Flores y llevaban adelante allí diversas tareas comunitarias. Nunca más se supo nada de ellos, pero hoy su legado sigue vivo.

El recuerdo de Mónica Quinteiro

Mónica Quinteiro, militante social por «La opción por los pobres» fue la última en ser secuestrada del “Grupo del Bajo Flores” en la última dictadura de nuestro país.

Monja de la Misericordia por 14 años, decidió dejar los hábitos para ser una más de los habitantes de la villa, conocida hoy como la 1-11-14. Trabajó en el “Seguro de Vida Militar”. Comprometida, fue la referente del grupo del Bajo Flores. Con ella viajaron otros compañeros a la Patagonia, más precisamente al territorio mapuche Cushamen, Chubut, para elevar la precaria vida de los mapuches.

Luego comenzaron a realizar trabajos sociales en la villa, junto a otros compañeros y compañeras.

Cuenta la historia que, el 14 de Mayo de 1976, Mónica tenía planeado cenar con su padre, el Capitán de Navío Oscar Quinteiro, pero nunca llegó. Fue secuestrada cuando salía de su trabajo. Un mayor y dos policías quisieron detenerla en la oficina, pero el vice- comodoro Tallarico- dijo «aquí no».

Entonces hizo que un empleado, un tal Pereira, llamara a Mónica para que pudieran verla, mientras ellos se ocultaban. Cuando salió del edificio la secuestraron.

El Capitán retirado Quinteiro fue a preguntar por su hija al presidente del Seguro, Gral. Elizondo, quien actuó como si no supiera nada. Tallarico dijo que había “olvidado” los nombres de quienes la detuvieron. Quinteiro buscó a su hija creyendo que por ser miembro de las Fuerzas lograría salvarla.

Esto no sucedió.

Por su parte, el sacerdote Orlando Yorio declaró que reconoció la voz de Mónica, –“¡Ay, Orlando!”– cuando lo entraban encapuchado al sótano de la ESMA en mayo del 1976.

La sobreviviente, Marta Álvarez, escuchó al Tigre Acosta, pariente de Mónica Quinteiro- decir: “Si acá estuvo una pariente mía, por qué no van a estar ustedes». Esto fue en junio de ese mismo año.

Luego, Acosta reveló al sobrino de Mónica Quinteiro, Diego Molina Pico, que la había secuestrado, torturado y asesinado. «En la tortura no supimos si callaba por valiente o si no dijo nada porque era inocente», declaró en off un miembro de la ESMA.

Memoria, Verdad y Justicia siempre en el Bajo Flores.


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