Lunes 30 de Diciembre del 2024

El negocio de las Ecobici

En un momento donde hasta la propia ONU debatió como prioritario el calentamiento global y […]

Publicado el 2 noviembre, 2019 por Mauricio Epsztejn

En un momento donde hasta la propia ONU debatió como prioritario el calentamiento global y el peligro que representa para la vida sobre el planeta, es auspicioso que en la Ciudad de Buenos Aires (CABA) se esté buscando aportar a la reducción del efecto invernadero y el consiguiente cambio climático ya presente sobre la Tierra.

Uno de los principales responsables de tales cambios ya perceptibles lo genera el uso creciente de motores accionados por hidrocarburos.

Según aseguran los expertos, es una cuestión que exige de la humanidad una rápida reacción, si no quiere que en las próximas generaciones sufran consecuencias catastróficas que incluso afecten la propia vida sobre el planeta.

Como el actual nivel de consumo hidrocarburífero, figura entre los principales objetivos a reducir, el tema de los medios de transporte utilizados en la ciudad adquiere particular relevancia dado la cantidad de personas y vehículos que diariamente circulan por ella.

Todo cierra con todo.

Es por eso que, como todo cierra con todo, conviene poner el ojo sobre algunas cuestiones no demasiado claras en un asunto que, según el gobierno de la Ciudad, implica una inversión total de 70.000.000 dólares (setenta millones) o, aunque más no fueran 20.000.000, como consignan otras fuentes.

Independientemente de las discrepancias numéricas, hay cuestiones sumamente importantes que el revoleo de cifras astronómicas dejó invisibilizadas.

La primera es que el nuevo sistema de movilidad en bicicleta no representa sólo reemplazar el anterior color amarillo, por el naranja de las nuevas unidades, sino la simple y llana privatización de un servicio público transformado en negocio.

Conviene remarcar el concepto de negocio, porque Tembici no es una sociedad de beneficencia o una ONG ecologista, sino una empresa brasileña fabricante de bicicletas cuyo fin es hacer lucrativos negocios y que se quedó con la concesión del mismo por los próximos más de diez años.

En tren de defender el contrato, los funcionarios porteños se dedicaron a exaltar las supuestas o reales cualidades técnicas de las máquinas y del sistema informático de supervisión y control aportados por Tembici.

En cuanto a mantener la gratuidad del servicio, cabe alguna duda ya que por fuera de la licitación el gobierno se comprometió a pagarle anualmente al concesionario un subsidio especial, previsto en los presupuestos de la ciudad o que se origen en otras fuentes.

Un interrogante especial merece el de la tecnología y la informática aportadas por Tembici. En el actual contexto de la crisis nacional. ¿No hubiera sido mejor respaldar y ayudar a sostener a la industria nacional, incluida la de bicicletas, que ha demostrado capacidad para afrontar desafíos mayores, como fabricar satélites artificiales y exportar reactores atómicos o que el estado diseñe un sistema de supervisión y control como SUBE en uso para el transporte público del AMBA, áreas seguramente algo más complejas que las 400 estaciones para 4.000 bicicletas?

Por último y en el marco de la campaña electoral, estos anuncios tienen demasiada semejanza con aquellos de construir 10 kilómetros de subterráneo por año, que también en una instancia electoral parecida hizo el jefe político de Horacio Rodríguez Larreta, actual Jefe de Gobierno. ¿Correrán igual suerte en de que él sea reelecto?

Todo indica que Horacio está hecho por igual material y manufactura que Mauricio.

Fotografía: Gobierno de la Ciudad.-


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