La cantidad de personas portadoras del virus COVID-19 en sus nuevas variantes crece día tras […]
Publicado el 7 enero, 2022 por Nicolás Rosales
La cantidad de personas portadoras del virus COVID-19 en sus nuevas variantes crece día tras día. El sistema de testeos se encuentra colapsado y su personal agotado. La cuenta es fácil, más testeos, más casos. Mientras tanto, ¿qué pasa en los barrios populares?
Argentina continúa siendo noticia por la cantidad de casos de personas contagiadas de coronavirus. En sus grandes urbes, se surfea la tercera ola con las variantes “delta” y “omicrón”, esta última la más contagiosa de todas.
El crecimiento exponencial de casos puso otra vez en tensión al sistema de salud público y privado, pero con una diferencia: ahora 1 de cada 2 hisopados es de resultado positivo. Por el momento, el colapso no radica en las Unidades de Terapia Intensiva (UTI) sino en las Unidades Febriles de Urgencia (UFU), donde se realizan los testeos a las personas con síntomas compatibles con COVID-19. Sus trabajadores y trabajadoras están estresados y las condiciones en las que llevan adelante su trabajo están lejos de ser las más adecuadas.
La campaña de vacunación es un éxito y ya demostró que con el esquema completo de dosis el virus circula por el cuerpo de forma leve y sin necesidad alguna de internación en camas de terapia intensiva, salvo excepciones.
¿Qué pasa en los barrios populares?
La nueva ola también llegó a los barrios populares como la Villa 21-24 y Zavaleta. Algo que aún no aparece en la agenda de los grandes medios de comunicación. En estos casos, la ausencia del estado se hace notable y por eso sus habitantes exigen respuestas urgentes.
Este medio supo que diferentes organizaciones sociales, políticas, comunitarias, la Mesa de Salud y Hábitat, vecinos y vecinas de la Villa 21-24 y Zavaleta se dirigieron al Ministerio de Salud y de Desarrollo Humano y Hábitat de la Ciudad para expresar sus preocupaciones y exigencias ante este contexto de la pandemia.
En la ciudad en general y en los barrios populares en particular, los centros de testeo DETECTAR y UFU están saturados. La falta de personal de salud en estos lugares también es una variable a considerar, y la falta de insumos necesarios para la atención también.
Además, la situación de hacinamiento por una cuestión estructural del tipo de viviendas y el funcionamiento deficiente de servicios básicos como el agua, en estos barrios no ha cambiado desde el inicio de la pandemia hasta el día de hoy. Por ende, un aislamiento en este contexto resulta sumamente complejo.
Ante estos hechos los reclamos incluyen: asistencia alimentaria para las familias aisladas; ampliación de trabajadores de la salud en los CeSAC, CEMAR (Centro de Especialidades Médicas de Referencia), Hospitales y Centros de Testeos con debidos reemplazo; obras integrales para resolver la problemática de la falta de agua; hoteles para aislarse de forma segura y reconocimiento e insumos sanitarios para las promotoras de salud, género y trabajadores de comedores.
Por último, si bien convivir de la mejor manera con la tercera ola depende mucho del comportamiento social de la población retomando cuestiones básicas de cuidado, también depende de una mayor presencia del estado en los barrios más postergados.
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