El Observatorio de Higiene Urbana porteño es un organismo de consulta sobre el trabajo que […]
Publicado el 23 marzo, 2022 por Juan Bertrán
El Observatorio de Higiene Urbana porteño es un organismo de consulta sobre el trabajo que se realiza en la gestión de residuos en la ciudad. Conversamos con Diego Wassner, parte de este organismo e Ingeniero Agrónomo de la Facultad de Agronomía.
La Comuna 7: ¿Cuál es la labor del Observatorio de Higiene Urbana?
Diego Wassner: El observatorio es un órgano de consulta del Gobierno de la Ciudad en donde participan muchas organizaciones vinculadas con la higiene urbana y residuos. Yo trabajo en la Facultad de Agronomía de la UBA. Nosotros formamos parte del observatorio hace casi tres años. Venimos de la carrera de Ciencias Ambientales, somos profesionales que nos dedicamos a la temática de residuos y con ese perfil profesional nos convocaron. Las tareas que realizamos son diversas, hay consultas puntuales por temas en donde la Ciudad o las comunas necesitan información técnica para tomar decisiones sobre la gestión. En este momento estamos trabajando con el tema de contenedores y hace un tiempo trabajamos con un relevamiento de recuperadores urbanos. Por otro lado, tenemos vinculación con las comunas. La idea es tener interacción con ellas para generar capacitación en temas específicos y difundir qué es lo que hace la Ciudad en el tema de gestión de residuos.
LC7: ¿Cómo ven la evolución del trabajo en la Ciudad respecto a la higiene urbana?
DW: En la Ciudad se ha desarrollado una metodología de evaluación de la higiene urbana que considera aspectos muy diversos. En base a esa metodología se toman decisiones o se determina qué áreas deberían mejorarse o se tienden estrategias para mejorar. La Ciudad tiene un interés bastante grande y le dedica esfuerzo a la gestión de la higiene urbana. Ha habido un proceso de evolución en los últimos 15 años en donde se han probado distintos dispositivos, distintas estrategias. Algunas han funcionado muy bien y otras hay que estar corrigiéndolas. Es un proceso dinámico. Algunas cosas tienen que ver con el diseño de dispositivos (como contenedores) y otras tienen que ver con generar conciencia en los ciudadanos para que entiendan qué es lo que hay atrás de un contenedor verde, de una cooperativa de recuperadores o cómo funciona el sistema.
LC7: ¿Notan cambios en los hábitos de los ciudadanos?
DW: Es bastante difícil cuantificar en grandes términos. Creo que se ha hecho una apuesta firme en la formación de los más jóvenes. Está el programa Escuelas Verdes que en el colegio primario y secundario trabaja con el tema de la recuperación. Es una apuesta a futuro. Estos cambios no son fáciles. Son cambios culturales. Cuanto más recuperemos de los residuos, hay un mayor impacto en todo lo que es la economía circular y cuantos más materiales recuperemos, habrá un impacto favorable en lo del cambio climático. Hay un sector de la población que está muy comprometido con mejorar la gestión de los residuos. Creo que el gran desafío que tenemos a futuro en la Ciudad es la fracción orgánica (N. del R.: Es aquella compuesta por desechos naturales y orgánicos, como por ejemplo alimentos). Es una fracción importante de los residuos, tiene mucho peso y todavía es un componente importante de lo que se lleva al relleno sanitario. Eso podría tener otro aprovechamiento pero es complicado el diseño de estrategias para que esa corriente se gestione de otra manera.
LC7: ¿Cómo es el contacto con las comunas?
DW: Las problemáticas o demandas no son homogéneas. Las comunas muchas veces reciben los reclamos por la ubicación de contenedores, por ejemplo. Entonces, tratamos de trabajar junto con las comunas, con el Gobierno de la Ciudad y con las empresas para tratar de mejorar todo día a día. Muchas empresas han puesto servicios extra para solucionar el problema de los residuos en algunos barrios. Por otro lado, las comunas muchas veces demandan charlas o actividades de divulgación y en eso nos interesa estar presentes o colaborar. Buscamos ser el vehículo que pueda llevar alguna inquietud puntual. Hemos tenido bastantes reuniones con las comunas y en base a esas reuniones se va generando una agenda de trabajo, que en cada comuna tiene perfiles distintos. Las problemáticas no son las mismas. Pero las comunas son un actor clave porque son las que están más cerca del vecino y conocen en detalle la ubicación de los problemas.
LC7: ¿Cuál es la importancia de las cooperativas de recuperadores en esta problemática?
DW: Son el actor clave en lo que es la recuperación, las cooperativas trabajan en paralelo a las empresas de recolección. Todo lo que es recuperable debería terminar en las cooperativas. El desafío es que cada vez más toneladas lleguen a ese destino. Actualmente, las empresas de recolección trabajan con el esquema tradicional del manejo de residuos. El cambio grande viene cuando nos empezamos a plantear cómo reducimos lo que llevamos al relleno sanitario y a través de qué actor lo hacemos. Ahí aparecen las cooperativas y son un mecanismo muy novedoso. Me parece que es un camino que se ha sostenido en el tiempo. Lo que uno ve es que las cooperativas se han profesionalizado mucho, que han incrementado su capacidad operativa, han mejorado sus instalaciones, su maquinaria. Es importante que se mantenga la tendencia en el crecimiento de las cooperativas.
LC7: ¿Dónde nos encontramos comparado con otros países?
DW: Es difícil comparar con Europa porque son realidades sociales muy distintas. Ellos tienen sistemas de recuperación de materiales muy eficientes, en algunos países prácticamente recuperan todo. Un poco se basa en la formación ciudadana pero también en un sistema de multas muy severo, cosa que acá no es aplicable. Pero si uno compara con el resto de las ciudades de la Argentina, me parece que la Ciudad de Buenos Aires realmente, aunque creo que hay mucho por mejorar, es una de las que está mejor gestionada. Todo esto arrancó con la Ley de Basura Cero y el reconocer a las cooperativas como un actor del sistema y el tema de la contenerización. La Ciudad tiene esta ley que es una normativa a cumplir, un objetivo a cumplir y que ha sido el motor de todos estos cambios que se han obtenido. Los objetivos siguen siendo ambiciosos en términos de reducción y en función de eso se van generando cambios. Otras ciudades no tienen la presión por mejorar la gestión. Nosotros la tenemos porque no nos sobra lugar para el depósito final de los residuos.
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