Viernes 19 de Abril del 2024

A 15 años de Luis Viale

El 30 de Marzo se cumplieron 15 años del incendio que provocó la muerte de […]

Publicado el 10 abril, 2021 por Nicolás Rosales

El 30 de Marzo se cumplieron 15 años del incendio que provocó la muerte de trabajadores, trabajadoras, niños y niñas en el taller textil clandestino que funcionaba en Luis Viale 1.269 en el barrio de Caballito.

Dentro del taller textil clandestino que funcionaba en Luis Viale 1.269 vivían 65 personas en condiciones de hacinamiento. Producto del incendio desatado en el lugar, murieron una mujer embarazada, un adolescente y cuatro niños, todos ellos víctimas de trata y explotación laboral.

Actualmente, se exige justicia por las muertes de Juana Vilca (25 años; embarazada), Wilfredo Quispe (15 años), Elías Carvajal (10 años), Rodrigo Carvajal (4 años), Luis Quispe (4 años) y Harry Rodríguez (3 años).

Luego de muchos años, los patrones y dueños del lugar –Geyler y Fichberg– continúan en libertad y volviendo a tomar la posesión del lugar. Por este motivo, trabajadores y trabajadoras textiles exigen la expropiación y patrimonialización para que el ex taller se transforme en un espacio de memoria.

La jornada  incluyó una muestra fotográfica, radio abierta y expresiones artísticas de todo tipo. Lourdes Hidalgo, sobreviviente de la masacre y testimonio vivo de la impunidad con la que aún hoy siguen funcionando los talleres textiles clandestinos, expresó a LC7“Nos juntamos acá, para conmemorar a todas las víctimas de la masacre de este taller. Pasaron 15 años, que para mí como sobreviviente es como si solo hubieran pasado 15 días. Porque la sangre que derramaron mis compañeros y sus hijos está caliente. Aún, esa sangre corre por mis venas. Este caso sigue impune, porque los responsables Geyler y Fichberg gozan de libertad. Ellos sabían muy bien lo que pasaba en el taller, en las condiciones inhumanas en las que trabajábamos”.

Lourdes también recordó cómo fue el momento en el que ella se acercó al taller para trabajar y describió el lugar: “A mí no me gustó desde un principio. Trabajé un mes con retiro, vivía a ocho cuadras, y no me querían pagar. Después me instalé con mis cosas. Tenía una pieza en la planta alta. Las piezas estaban divididas por tela de nylon y cartón. Me tuve que quedar. Era un galpón cerrado dividido en tres: abajo el taller, algunas piezas, un entrepiso al que se subía por una escalera precaria con más lugares para dormir, y la terraza”.

“Era todo muy incómodo. Había una ducha para todos. Reclamé por esto y me dijeron que si seguía quejándome me tenía que ir”, contó en relación a las condiciones precarias en las que trabajaban y eran sometidos. Asimismo, también indicó que los dueños del lugar “tienen otro taller funcionando acá a la vuelta, sobre la calle Galicia, los capataces están presos, pero con prisión domiciliaria, a los dueños los dejaron libres de culpa, a la justicia no le bastó las 6 muertes”, agregó Hidalgo.

“Exigimos que este espacio sea un lugar para la memoria, formamos una comisión para trabajar sobre esto. Yo digo que mucha de la ropa que la gente usa, mucha veces está manchada de sangre, de personas que trabajaban para confeccionarla de la manera como se trabajaba en Luis Viale”, planteó y recordó que en el momento del incendio escuchó a los niños jugar, ya que justo en ese horario miraba la novela “La Esclava Isaura”.

Paradojas de la vida y semejanzas con la realidad que ella vivía: “Bajé al taller, hubo un cortocircuito, mucho humo, y fuego. Pude entrar a una de las piezas, tomé el valor, y pude salvar a un niño. Fui hasta abajo, porque me acordaba que había matafuegos, pero no funcionó, estaba todo oscuro también”, detalló. Posteriormente, los peritos determinaron que el cortocircuito se produjo por las pésimas condiciones de las conexiones eléctricas.

Lourdes Hidalgo sufre al día de hoy las consecuencias de la tragedia, ya que convive con una enfermedad pulmonar que no le permite trabajar y una experiencia traumática que está instalada en sus recuerdos. “Hemos sido abandonados por el Estado, peros seguimos luchando por lo que creemos, por una causa justa. Hoy sobrevivo vendiendo algunas cosas. Queremos continuar difundiendo este caso, para que no se olvide. Seguimos de pie, por momentos me caigo, pero vuelvo a levantarme por las personas que luchan por otras causas y me acompañan. Pedimos que se sumen para que se fortalezca la lucha. No podemos seguir ignorando estas muertes. Lo que yo pasé no quiero que la pase nadie. Hoy es un día doloroso”.


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