Efectivamente el edificio de la Casa Marcó del Pont cumplió 150 años 1871-2021. La familia […]
Publicado el 26 marzo, 2022 por Eduardo Gabor
Efectivamente el edificio de la Casa Marcó del Pont cumplió 150 años 1871-2021.
La familia se mudó a la casa en 1871 con motivo de la “fiebre amarilla”. La que sería residencia de verano se transformó en vivienda permanente. Recordemos que el traslado desde la ciudad era mas cómodo y efectivo con el ferrocarril (1857).
Fue intención de nuestra institución conmemorar el acontecimiento con un acto público, pero como es de conocimiento, la pandemia del Covid 19 no permitió las reuniones en lugares cerrados, tal es así que la casa se mantuvo inactiva hasta comienzo del presente año, no obstante no queríamos dejar pasar esta importante fecha sin mencionarlo.
La Familia
Los Marcó del Pont eran una antigua familia de comerciantes Catalanes, radicados en Vigo, España. Que se dedicaron con gran habilidad a los negocios de importación y exportación entre España y Sud América. El primero de la familia que adquirió notoriedad e hizo una regular fortuna fue Buenaventura, quien llegó por primera vez a Buenos Aires hacia 1785 y tuvo tres hijos varones, dos españoles y uno argentino, de su esposa Ángela Juana Méndez. Volvió luego a España, después de dejar organizados sus negocios en nuestro país y allí falleció.
El tercer hijo, Ventura Miguel Marcó del Pont, nacido en Vigo en 1763, se radicó definitivamente en Buenos Aires, donde se dedicó a los negocios de exportación, especialmente cueros, para lo cual adquirió una importante barraca en el Parque Lezama. Persona de fortuna y prestigio social, casó con Francisca Diaz de Vivar.
Fue Regidor del Cabildo y Alférez real y participó valientemente en las invasiones inglesas. Fue invitado al Cabildo Abierto del 22 de mayo de 1810 pero no concurrió por estar de viaje, conservando la esquela-invitación que integra hoy las colecciones del Museo Histórico Nacional.
Sus negocios lo obligaban a viajar con cierta frecuencia a Europa, la muerte lo sorprendió en Puerto Real, Andalucía en 1836. Fue padre de seis hijos, entre los cuales nos interesa particularmente Antonino Marcó del Pont, este continuó con las actividades de su familia y en 1840 fundó la firma de su nombre, dedicada a la importación de maquinarias para la industria y la agricultura, animales de raza, materiales para la construcción. Luego agregó inversiones en diversos negocios inmobiliarios que le permitieron acrecentar notablemente su fortuna. Así se constituyó en un fuerte accionista del Ferrocarril Central Argentino y de los caminos de Flores y Gauna y ocupó con gran eficiencia diversos cargos públicos, siendo el primer presidente de la Lotería Nacional y alto dirigente del Banco Argentino. Casó en Buenos Aires con Doña Feliciana Reyna con la cual tuvo nueve hijos, siete varones y dos mujeres. Tres de sus hijos se destacaron por diversos motivos: Ventura Miguel Marcó del Pont, como pintor paisajista; José, historiador, numismático y un gran filatelista y Augusto, integró como abogado la comisión redactora del Código Civil, este último falleció trágicamente en el incendio del vapor “América”.
La propiedad fue adquirida el 16 de noviembre de 1860 por los hermanos Antonino, María y Gregoria Marcó del Pont a don Ramón Romero con un terreno de una cuadra de frente al sur lindando con el ferrocarril y media de fondo al norte. La mitad de la quinta era de Antonino y la otra mitad de sus dos hermanas y pagaron por ello 45.000 pesos corrientes, una de ellas murió en 1885 y su parte paso a don Antonino quien pasaba largas temporadas allí, donde la muerte lo sorprendió el 17 de marzo de 1887, a los 77años de edad. Su entierro en el cementerio de Flores fue imponente. El cortejo salió de la casaquinta seguido por destacadas personalidades, el Dr. Mariano Acosta, Ángel Justiniano Carranza, el Dr. Bernardo de Irigoyen, Torcuato de Alvear, Mariano Unzué y muchos otros.
Don Antonino era el propietario de las tres cuartas partes de la quinta, que habiendo salido a publica subasta el domingo 27 de noviembre de 1887, fue adquirida por sus hijos Ventura, Dolores y Ana Marcó del Pont, quedando la restante cuarta parte en poder de su tía Gregoria.
Ventura Miguel Marcó del Pont tenía una acendrada vocación por la pintura, siendo su primer maestro José León Palliere. Viajó a Paris a estudiar y a su regreso en 1872 fue nombrado miembro del Instituto Bonaerense de Numismática y Antigüedades. En 1876 se encontró entre los fundadores de la Sociedad Estímulo de Bellas Artes. Volvió a Francia, exponiendo en varias galerías y obteniendo algunos premios.
En Buenos Aires, Ventura Marcó del Pont pasó largas temporadas, pintando, en su quinta de San José de Flores, teniendo su residencia oficial en Rodriguez Peña 158. Falleció en su quinta el 6 de marzo de 1922.
Este esbozo genealógico fue necesario para introducirnos en la historia de la casona que se conserva en la calle General Artigas 202.
La casa
En la casa solían reunirse desde tiempo atrás, el doctor José Marcó del Pont, hijo de Antonino, junto con Enrique Peña, Alejandro Rosa, Aurelio Prado y Rojas, Ángel J. Carranza, el Gral. Mitre y otros invitados, en amables tertulias que fueron el prolegómeno de la fundación de la Junta Numismática Americana, transformada con los años en la Academia Nacional de la Historia. En la revolución de 1880, según nos relata su último propietario, la casona recibió varios heridos y fue convertida temporalmente en Hospital de Sangre.
La atrayente casaquinta de Flores quedó finalmente propiedad de José Antonino Marcó del Pont, hijo del Dr. José Marcó del Pont, que continuó las colecciones de su padre de objetos históricos, documentos, grabados, filatelia y numismática, que fueron subastadas a su fallecimiento en 1970. Siendo el último propietario de la quinta, la vendió al Ferrocarril Oeste el 23 de abril de 1929, que proyectaba demolerla para ampliar sus servicios para una cuarta vía, necesaria en ese entonces para disponer de dos pares de vías para uso urbano y dos pares para larga distancia y carga. Así el ferrocarril del Oeste adquirió todas las parcelas linderas al ferrocarril en el tramo comprendido entre la calle Donato Alvarez y Av. Nazca.
La no concreción del mencionado proyecto por parte del ferrocarril permitió conservar hoy una serie de edificios de vivienda, algunas suntuosas, pero al presente muy deterioradas, vestigio urbano del siglo XIX, dignas de preservarse y restaurarlas como testimonio del pasado, que hoy se cuentan entre las muy pocas del siglo XIX en la ciudad de Buenos Aires.
Sobre la construcción de este emblemático edificio, José Antonino Marcó del Pont, en una conversación con el Lic. Arnaldo Cunietti Ferrando, en ese entonces Presidente de La Junta de Estudios Históricos de San José de Flores, a quien trató en los últimos años de su vida, le refirió que la casa fue inaugurada por su familia con motivo de la “fiebre amarilla” de 1871.
La escritura de compra menciona solo un terreno pero no una casa, aunque el actual edificio haya sido una reforma y ampliación de otra modesta construcción, mas antigua, teoría que parecen abonar algunas secciones del edificio, especialmente las diferencias entre el cuerpo de la fachada y el resto de la vivienda y la desigual trabazón de los ladrillos de las uniones de las galerías con las alas laterales. De cualquier forma, la casa aparte de sus valores históricos tenía méritos arquitectónicos suficientes como exponente de las construcciones rurales de los alrededores de Buenos Aires, para ser conservada y restaurada.
Aquilatando todos estos antecedentes la Junta de Estudios Históricos de San José de Flores, no escatimó esfuerzos en todos estos años para conseguir, primero, su declaración de “Monumento Histórico Nacional” lo que se obtuvo por Decreto 1388 del 26 de Julio de 1976 y después para enfrentar su restauración en una desgastante lucha contra la burocracia y el desinterés de los sucesivos administradores del Ferrocarril. En noviembre de 1996, se consiguió finalmente iniciar las obras para su definitiva restauración y puesta en valor y la casa fue reinaugurada como “Casa de la Cultura de Flores , el 4 de mayo de 2000 con la presencia del entonces Jefe de Gobierno porteño Dr. Enrique Olivera.
“Aunque lejos de toda suntuosidad, esta casa de arquitectura típicamente italiana, llamaba en el siglo pasado la atención de los viajeros, en primavera porque estaba rodeada de un gran parque y de rosales florecidos que brindaban un hermoso espectáculo. Su fachada muestra un pórtico central rematado en un frontis triangular y hacia ambos lados galerías sostenidas por dos pares de columnas. La construcción no es lujosa, mas aún, diríamos que está construida con cierta economía; paredes asentadas en barro, techo de bovedilla sobre alfajías y tirantes de madera, modestos pisos de pinote amachimbrada, rejas comunes de hierro redondo. De algunas fotografías antiguas rescatamos que el cielorraso era de tela pintada con motivos ornamentales y las paredes también y/o empapeladas. Es la típica exponente casa de fin de semana de la pequeña burguesía de la ciudad en un pueblo veraniego, cómoda pero sin ostentación.”
Con entrada por Gral José G. Artigas 202, que en uno de sus salones funciona la Junta de Estudios Históricos de San José de Flores, institución Civil sin fines de lucro, dedicada a la investigación de la Historia Argentina, de Buenos Aires y los barrios porteños. Fundada un 21 de Julio de 1938.
Arq. Eduardo José Gábor – Presidente Junta de Estudios Históricos de San José de Flores.
Bibliografía:
San José de Flores – del reparto de las tierras al barrio actual – Arnaldo J. Cunietti Ferrando. Historias de la Ciudad – Una revista de Buenos Aires – Año VII Nº 36.
La Casa Marcó del Pont en el Barrio de Flores- Osvaldo C. Sidoli – Todo es Historia Nº 340.
Comisión Nacional de Museos, Monumentos y Lugares Históricos.
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