Viernes 22 de Noviembre del 2024

“Las injusticias no se deben olvidar jamás”

Así lo afirmó Silvia Irigaray, fundadora de las “Madres del Dolor”, en una nueva jornada […]

Publicado el 1 enero, 2020 por Redacción LC7

Así lo afirmó Silvia Irigaray, fundadora de las Madres del Dolor, en una nueva jornada conmemorativa de la Masacre de Floresta que se realizó en la Plaza del Corralón de Gaona 4660.

Dieciocho años han pasado del convulsionado diciembre del 2001, cuando en el barrio de Floresta tres pibes fueron fusilados por el policía Juan de Dios Velaztiqui. Ellos eran, son y serán para la memoria barrial Maximiliano Tasca, Cristian Gómez y Adrián Matassa.

Mucha tinta ha corrido desde entonces sobre este hecho: crónicas sobre todo de revistas barriales inmejorables por su cercanía y emotividad.

El último domingo de diciembre en una jornada agobiante la madre de Maximiliano aseguró que gracias al acompañamiento y lucha de la comunidad pudo haber vomitado el dolor. Junto al rítmico acompañar de su hermoso abanico, Silvia parecía darle ánimos a la concurrencia.

«Este fue el primer caso de gatillo fácil en el que se logró cadena perpetua», dijo en referencia a la condena de Velaztiqui, el trotador (*1), actualmente con prisión domiciliaria por su avanzada edad.

Minutos después de su alocución una impactante performance de la directora  teatral del centro cultural La Casita de la Selva dejaba en el aire fragmentos de la obra Antígona (Dime cómo sucedió // Dime dónde están los hombres // El viento sopla en sus tumbas // Cómo podremos comprender?).

Colgadas de las rejas metálicas de la plaza remodelada una muestra fotográfica ilustraba de manera contundente las dos décadas de una lucha que ya es pincelada de un país.

Posteriormente pasaron por el micrófono referentes de la Asamblea de Floresta,  grupos musicales y el recientemente elegido comunero Fernando Moya, quien apuntó que la comuna 10 es la de la Memoria y además señaló que se peleará para que el espacio público del Corralón no cierre sus portones en pleno verano a las ocho de la noche.

Los músicos levantaban sus equipos, el mate tereré atenuaba el sofocón y todavía resonaban las palabras de Silvia: “Los chicos han sacado raíces en el cielo así que debemos seguir regándolos”.

(*1) Apodo surgido de su patoterismo cuando era jefe de operativos de partidos de fútbol y obligó a cuarenta y nueve hinchas de Nueva Chicago a correr con las manos en la nuca hasta la comisaría más cercana. Fuente: Infobae. Nota de Juan Piscetta 29/12/2018.

Informe: Silvio Florio.


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