Domingo 22 de Diciembre del 2024

Hasta que pase la tormenta

Los clubes de barrio aguardan a que pase la pandemia de la COVID 19 y […]

Publicado el 3 julio, 2020 por Juan Bertrán

Los clubes de barrio aguardan a que pase la pandemia de la COVID 19 y se les permita retomar sus actividades deportivas. En el Club Peñarol tienen un gran proyecto armado esperando el regreso a la normalidad.

Entre las instituciones más afectadas por la pandemia de la COVID 19 se encuentran los clubes de barrio. Hoy, sus paredes, sus canchas, sus gimnasios y buffets se encuentran sin las actividades deportivas y recreativas que habitualmente ofrecen. En el caso del Club Peñarol (Zañartú 1547), este año comenzaba a plasmarse un nuevo proyecto para ampliar la masa de asociados. Un nuevo gimnasio, nuevas actividades y espacios para toda la familia que esperan ser utilizados.

Una de las grandes novedades es el nuevo espacio para actividades deportivas. Es que se reacondicionó parte del club para que pueda funcionar un gimnasio, lo que incluyó la compra de máquinas y realizar toda una nueva instalación eléctrica. Además, el club antes de la cuarentena renovó el salón y los pasillos. “Se están haciendo muchas cosas acá en el club”, detalla Guido Pardo, profesor del club y una de las caras del nuevo proyecto.

“En el gimnasio lo que tenemos es una sala de musculación y un pequeño salón de entrenamiento funcional. Además, tenemos levantamiento olímpico. Este año, la idea era armar una escuelita de pesas y por todo esto que está pasando ahora está postergada. Vamos a ver si se puede retomar. A partir de los 10 años ya tranquilamente se puede empezar a ver lo que es técnica, lanzamientos, saltos. En sí, todas las edades pueden hacerlo, lo ideal es empezarlo desde chico pero no hay edad para esto”, nos cuenta el profesor del club del barrio Parque Chacabuco.

Es que este año uno de los objetivos era comenzar con esta nueva actividad deportiva. El levantamiento olímpico consiste en levantar la barra desde el suelo hasta por encima de la cabeza, en un solo movimiento y logrando una completa extensión de los brazos en una sentadilla. “Esto es para todas las edades. Hay chicos, gente grande con problemas de salud, que viene a mejorar su calidad de vida. Hay entrenamiento funcional que es divertido y hay gente a la que no le gustan mucho las pesas. Hay muchas actividades que se pueden hacer acá”, remarca Pardo.

El sueño de tres amigos (Guido, Daniel Oro y Francisco Serfilippo) de armar su propio proyecto se unió a la búsqueda del club de ampliar sus actividades y mejorar sus espacios. “Somos tres amigos que hicimos la carrera de Educación Física, junto con otro amigo que ya daba clases de aikido en Peñarol desde hace 10 años. Siempre dijimos desde el segundo año de la carrera que teníamos que armar un gimnasio. Mirábamos galpones hasta que se dio el lugar acá en el club. Estamos trabajando con la Comisión Directiva y sumando actividades al club. Ya sumamos vóley y la idea es que haya la mayor cantidad de actividades posibles”.

Estos cambios se suman a las actividades que ya estaban como la escuela de taekwondo que tiene chicos desde los 6 a los 15 años que ya estaban empezando a competir antes de la cuarentena. Las tradicionales clases de aikido, gimnasia artística, la escuela de danza, la escuela de fútbol infantil, patín. Incluso hay más actividades en carpeta para el futuro. Entre otros arreglos se cambiaron las luces de la cancha y se mejoró el salón integralmente.

“El club de barrio es familia. Para los chicos es una segunda casa, las madres vienen a traer a los nenes y se quedan y participan en una actividad del club. Acá es más familia”, resalta Guido y afirma: “La idea es que sea bien deportivo pero también recreativo. Que tenga las dos visiones. Porque también pusimos vóley y por ahora es recreativo pero la idea es que tenga un equipo y que puedan ir a competir”.

Los profesores que encaran el proyecto son todos de Flores o de Parque Chacabuco y trabajaron en los gimnasios de la zona o en el mismo Polideportivo del parque. Por último, Pardo nos explica: “Primero, empecé estudiando mecánica. Cuando tenía 18 años arranqué a entrenar en un gimnasio y ahí empezó todo, ahí cambié. Empecé a estudiar con mis amigos. En segundo año hice el curso de lanzamiento olímpico y ahí conocí el mundo de las pesas. Fui siempre estudiando y proyectando un poco esto, mi idea era tener la escuela de pesas y formar a mis alumnos para poder llevarlos a competir”.


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