“Queremos repensar los paradigmas de la discapacidad”

Sol Santich, vecina de Flores, participa del proyecto de un mural sobre género y discapacidad en la Comuna N° 7 junto a “El Árbol de la Vida” y el Rotary Club de Balvanera. Nos cuenta su experiencia y rol en el proyecto.

LC7: ¿Cómo es tu formación y trayectoria laboral?

Sol Santich: Soy historiadora del arte, egresada de la UBA. Realicé una especialización en museos y actualmente curso la maestría de Curaduría en Artes Visuales en UNTREF. Vengo hace algunos años trabajando en la educación no formal, dando talleres y realizo recorridos dialogados y actividades orientadas a públicos diversos en el Museo de Arte Moderno de Buenos Aires. Este año además, me sumé a la tarea docente en espacios de educación formal. Mi campo de investigación e interés articula diversas coyunturas entre el arte y la discapacidad, el arte y las comunidades en situación de vulnerabilidad social. Me conmueve e interpela la labor en territorio, motivo por el cual, iniciamos este proyecto con muchísimo entusiasmo.

LC7: ¿Cuál es tu rol en «El Árbol de la Vida»?

SS: Hace algunos años comencé allí un taller de Historia del Arte, alentando a la población asistente a participar de experiencias de producción plástica pero enmarcadas dentro de contextualización de las prácticas artísticas. Fuimos poco a poco construyendo un maravilloso espacio que llamamos por aquel entonces: LiberArte. Encontramos en el arte un medio de expresión, una herramienta desde donde enunciarnos y a partir de allí, fuimos explorando diversas técnicas, conociendo a diferentes artistas y generando un espacio reflexivo y crítico inolvidable para cada uno de nosotros.

LC7: ¿Cómo es el proyecto del mural de género y discapacidad?

SS: El arte es una herramienta de expresión, y el mural, un fabuloso dispositivo que favorecerá la toma de conciencia sobre problemáticas concernientes a la discapacidad. Pues entonces, este proyecto que será ejecutado por asistentes a “El Árbol de la Vida”, alienta a visibilizar estas coyunturas invitando a la comunidad vecinal a ser agentes de cambio. ¿Pero de qué hablamos cuando hablamos de cambio? El proyecto promoverá repensar los paradigmas de la discapacidad. La inclusión como toma de conciencia del derecho que portan todas las personas en esta sociedad: derecho a la educación, derecho a la salud, derecho a una sexualidad respetuosa, libre y consciente, derecho a una vida independiente. Las personas con discapacidad son sujetos de derecho y derribar las barreras que limitan su acceso a los mismos es un deber de todos y todas. Son las barreras las que impiden el desarrollo de una vida lo más autónoma que nos sea posible. Y cada uno desde nuestro lugar de acción podemos ser agentes de cambio. Este mural será nuestra bandera. Y a través del mismo, invitaremos a cada uno de los vecinos y vecinas del barrio a ser parte de este cambio.

LC7: ¿Cómo piensan realizarlo?

SS: Este mural se llevará adelante a partir de la articulación entre algunos referentes de la Comuna 7, la ONG involucrada y el Rotary Club Balvanera. El trabajo en territorio requiere del compromiso e involucramiento de diferentes actores. Solo así es posible emprender este maravilloso proyecto.

LC7: ¿Cómo se realiza un mural de este tipo?

SS: Para llevar adelante un mural, debemos tener presente primero que se trata de una construcción colectiva.  Por tal motivo entonces, es necesario primero reflexionar, debatir, coordinar y seleccionar la forma de ejecutarlo. Y mucho más profundo aún: ¿qué vamos a contar? ¿Cómo lo vamos a contar? ¿Para qué lo vamos a contar? ¿A quiénes se lo vamos a contar? Toda esa etapa previa es sumamente rica, porque cada uno de los involucrados tiene voz, y su voz es escuchada. La lluvia de ideas, los intercambios de opiniones, cada instancia nutre al proceso. Las actividades de planeamiento se comenzarán a llevar adelante todos los jueves por la tarde en la institución que alberga a los jóvenes y adultos participantes. Mientras tanto también, visitaremos lo muros que alojarán nuestras visiones. Porque, además, es necesario conocer el espacio para poder activarlo.  Las medidas de los muros, sus interrupciones, sus diálogos con la restante infraestructura, etc. La segunda etapa del proyecto consiste en diseñar los bocetos. Consensuar las líneas, colores, palabras que darán vida al mural en la siguiente etapa. Y finalmente, llega el momento de poner “manos a la obra”. Lleva su tiempo, y trabajar con personas con discapacidad requiere reconocer y respetar esos tiempos. Cada cual, desde su singularidad, tiene ritmos de acción diferentes. Realizar las adecuaciones que sean necesarias para favorecer el desenvolvimiento de una práctica artística colectiva de este tipo, es fundamental.

LC7: ¿Qué significa para vos El Árbol de la Vida? ¿Qué te impulsa a estar ahí?

SS: Es un espacio de respeto y cooperación conmovedor. En el Árbol cada quien tiene su lugar y su voz, sus tiempos y sus adecuaciones. En el Árbol uno construye una caja de herramientas que te potencia como persona de bien. Todos y todas somos diversos, singulares, únicos. ¿A quién no le gusta ser escuchado? ¿Quién no necesita un abrazo, una palabra de aliento, un “se puede”? Sé que seguramente no pueda cambiar el mundo, pero estoy absolutamente convencida que puedo hacer que el mundo de alguien, su día, un ratito o tan solo un instante… sea un poco mejor. Y si está en mi poder, ¿cómo no hacerlo? Cada acción deja una huella en algo o alguien, y esa huella tiene una fuerza multiplicadora. Alguna vez leí y escuché que “cada persona brilla con luz propia entre todas las demás (…) Algunos fuegos, fuegos bobos, no alumbran ni queman; pero otros, otros arden la vida con tantas ganas que no se puede mirarlos sin parpadear, y quien se acerca, se enciende”. Somos “Un Mar de Fueguitos”, en palabras de Eduardo Galeano. Elijo ser ese fuego, ser esa luz que invita a todas y todos a dejar una huella positiva y multiplicadora en nuestra comunidad. Y ese es el motivo que me impulsa a estar ahí.