Con la presencia del legislador Javier Andrade, se realizó el Plenario Nº 70 del Consejo […]
Publicado el 22 agosto, 2018 por Juan Bertrán
Con la presencia del legislador Javier Andrade, se realizó el Plenario Nº 70 del Consejo Comunal. El tema principal de la reunión fue el proyecto para cambiar el Código de Planeamiento Urbano de la Ciudad.
La Iglesia Metodista de Flores, ubicada en Yerbal 2451, fue el epicentro donde casi sesenta personas se acercaron para presenciar el Plenario Nº 70 del Consejo Consultivo Comunal el pasado miércoles.
La particularidad de esta reunión fue la presencia del legislador Javier Andrade (Unidad Ciudadana), quien respondió preguntas sobre el proyecto para modificar el Código de Planeamiento Urbano de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
“Nosotros estamos de acuerdo con que hay que modificar el código urbanístico. Lo que en principio no estamos de acuerdo fue con el proceso de participación que se dio para esto”, explicó Andrade, quien es miembro de la Comisión de Planeamiento Urbano representando a su espacio político, comisión en la que Cambiemos tiene mayoría.
Es que si bien el proyecto se está tratando en comisión, no fue presentado con antelación en las comunas, por lo que no hubo participación de los vecinos en la creación del proyecto. “Para que determinemos en que ciudad es en la que vamos a vivir es necesario habilitar la posibilidad de la mayor participación que podamos tener”, detalló el legislador.
Actualmente, el proyecto no se puede tratar debido a un amparo admitido por la jueza Andrea Danas, el cual plantea errores de procedimiento al no realizarse las audiencias públicas correspondientes al tema en cuestión. “Es muy trascendental para la Ciudad de Buenos Aires. El Código de Planeamiento Urbano específica cuánto se puede construir en la ciudad”, remarcó el legislador por Unidad Ciudadana.
El código clasifica las zonas de edificación y establece las alturas permitidas en cada una de ellas. El código actual es de 1977, pero tuvo reformas en la década del ´80 y en el 2005.
Andrade planteó que “vamos a estar definiendo la ciudad en la que vamos a vivir por 20, 30 o 40 años, de ahí la importancia”. Luego dio algunas cifras para explicar la situación actual. En este momento, hay construidos 238 millones de metros cuadrados en la ciudad, pero más de medio millón de personas viven en villas o asentamientos. Además, del millón y medio de viviendas que se construyen anualmente, la mayor cantidad no son para que puedan comprar la mayoría de los que viven en la Ciudad.
Andrade utilizó el concepto de gentrificación para explicar la situación y planteó que “tenemos casi 700 mil viviendas ociosas que son reservas de valor. No se compran para vivir. Los que vivimos en la ciudad no podemos acceder a la vivienda que se construye en ella. Cerca del 35 por ciento de los ciudadanos alquilamos. El valor del suelo que es escaso en la Ciudad de Buenos Aires aumenta cada vez más su valor” y lo atribuyó al hecho de que “cuando el Estado no regula fuertemente lo que sucede es que los desarrolladores inmobiliarios construyen dónde más rentable les resulta”.
El proyecto plantea cuatro alturas posibles dentro de la ciudad que se extienden en un rango entre los 9 y los 38 metros. El problema es que hay sectores en donde las alturas se triplican. Otra idea que establece el proyecto es la de homogeneidad, la cual lo que busca es que en cada manzana haya una altura pareja entre los diferentes edificios. Ante esto, Andrade se manifestó en contra al remarcar que “una de las principales cosas que rescatan de nuestra ciudad es lo heterogénea que es y la diversidad que plantea”.
Por último, planteó que si bien el código dice desalentar la construcción de torres, se pueden votar excepciones al mismo como se hacía con el anterior y criticó la política del Gobierno porteño en cuestión de viviendas ya que “el Gobierno de la Ciudad no ha construido prácticamente nada. Nosotros entendemos que una ciudad que tiene un presupuesto de 228 mil millones de pesos debería destinar plata, entendiendo que hay una dificultad enorme de acceso a la vivienda, a algún plan de vivienda que tienda a resolver la situación”.
Además destacó que “la ciudad está saturada” y que “es muy costoso vivir en la Ciudad de Buenos Aires” y dudó del control estructural de los servicios que se vaya a hacer ante tanta edificación.
También se lamentó porque “era una muy buena oportunidad para incorporar muchos más inmuebles que estén en condiciones de ser denominados como patrimoniales”.
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