“Un puente para que se integren a la vida social del barrio”

En Parque Chacabuco, el Centro Educativo Terapéutico Curapaligüe trabaja con niños, niñas, adolescentes y jóvenes adultos cuya discapacidad les impide acceder a la educación sistemática. Un espacio para la inclusión y el aprendizaje.

El Centro Educativo Terapéutico Curapaligüe (Curapaligüe 726) funciona desde 2017 en el barrio de Parque Chacabuco. Esta institución acompaña a niños, niñas, adolescentes y jóvenes adultos con discapacidad en su proceso educativo. Con eje en lo educativo y en lo terapéutico, la institución asiste a los concurrentes para que tengan la posibilidad de crecer y de adquirir aprendizajes, fortaleciendo la inclusión y su autonomía. Hablamos con Zulema Borensztejn, psicóloga y una de las dos directoras de la institución.

La Comuna 7: ¿Cuál es la historia de la institución en el barrio?

Zulema Borensztejn: La institución está en el barrio hace cuatro años. Es un dispositivo que está destinado a la incorporación de conocimientos y aprendizajes a través de un enfoque y metodología terapéutica, ya que se trata de una población de un grupo etario de 6 a 25 años. Son personas con una discapacidad que les impide asistir a una escolaridad común o especial por las características de la discapacidad que tienen. La discapacidad es una condición, no es una enfermedad, y esa condición no les permite el abordaje netamente educativo. Por eso necesitan de una base terapéutica, que la damos a partir de un equipo interdisciplinario compuesto por profesionales de la salud: terapistas ocupacionales, fonoaudiólogos, kinesiólogos, psicólogos, psicopedagogos, hay un médico clínico en la institución y un psiquiatra.

LC7: ¿Cómo está organizada la institución? ¿Por qué eligieron este barrio?

ZB: La institución está organizada en dos ejes: un eje educativo y un eje terapéutico, pero siempre sobre la base de la terapéutica.Nosotras somos dos directoras: yo soy psicóloga y la otra directora es psicopedagoga. A partir de experiencias personalesen clínica, vimos la necesidad de dar un espacio para el aprendizaje a las personas con discapacidad. El Centro Educativo Terapéutico es el nombre del dispositivo. En muchos barrios hay. En Parque Chacabuco y en Flores no encontramos. Elegimos el barrio porque faltaba y se notó enseguida porque hace cuatro años que estamos y ya tenemos una población de 70 concurrentes.

LC7: ¿Cuál es el objetivo de la institución?

ZB: La idea de la institución no es sólo brindar una asistencia terapéutica-médica o psicológica. Eso lo damos pero somos un puente para que los chicos se integren a la vida social del barrio y del mundo que les toca vivir, que las realidades de ambas sean una parte sola, una inclusión en la misma comunidad. La idea de los apoyos es fundamental para la inclusión. Esa es nuestra teoría y de eso se tratan las nuevas corrientes que trabajan sobre la discapacidad. No se trata sólo de la asistencia sino de la inclusión. Para la inclusión necesitamos apoyos, nosotros somos un apoyo más para que puedan ejercer su autonomía. La autonomía es la base de todo.

LC7: ¿Cómo se compone la población que concurre y cómo trabajan la inclusión?

ZB: La población se compone de personas con diagnósticos como trastornos generalizados del desarrollo, trastornos del espectro autista (TEA), trastornos indeterminados de la conducta; lesiones neurológicas, parálisis cerebrales o multi discapacidades. Como estamos centrados en la inclusión, hacemos trabajo barrial. A partir de hablar con la Comuna, hemos habilitado un stand en el Paseo de Artesanos de Plaza Flores. Llevamos las tareas que hacen en los talleres(como porta sahumerios y demás artesanías) y las ponemos en un stand. Es importante este encuentro con la realidad para ellos, y para el barrio es un encuentro con esta realidad. Otra cosa que hacemos es apadrinar árboles. Esto es muy beneficioso para ellos porque ven cómo algo crece y cómo hay que cuidarlo.

LC7: ¿Qué actividades realizan a diario?

ZB: Aprenden a compartir desde el desayuno, que lo hacen todos juntos y que se elabora de acuerdo a lo indicado por la nutricionista del centro. Luego, va cada uno a su aula. Los grupos están compuestos por ocho concurrentes, un profesional de la salud y un auxiliar. Ahí comienzan a realizar tareas de acuerdo a las posibilidades de cada concurrente. En el medio del aprendizaje están los recreos, el juego. Después están los talleres, donde hay mucha psicomotricidad, yoga, educación física, talleres de arte de todo tipo, teatro, cocina. El día transcurre entre el aprendizaje y la terapéutica porque después viene el equipo interdisciplinario y tienen las terapias que necesitan. Sesiones de psicología, sesiones de psicopedagogía, fonoaudiología, kinesiología.

LC7: ¿Cómo es la relación con las familias?

ZB: Tenemos reuniones permanentemente con las familias, hacemos informes, tenemos charlas diarias para darles apoyo. A las familias las citamos, de acuerdo a la necesidad, a un encuentro con el equipo interdisciplinario y así vamos generando un lugar nuevo de contención emocional para ellas.

LC7: ¿Cómo atravesaron la pandemia?

ZB: Fue muy difícil. El trabajo fue virtual más que nada y les dimos tareas para que puedan hacer desde las casas. Lo más preocupante fue la parte terapéutica más que la parte de aprendizaje. De todos modos hicimos las dos cosas. Los primeros meses fueron difíciles porque había que adaptarse. Estábamos más de ocho horas conectados. A muchos de los concurrentes no les gusta estar en cámara, ser visto, tener la mirada fija. Así que fuimos de a poco, con horarios fijos. Los talleristas tuvieron que trabajar en forma virtual. En todo este tiempo de pandemia la familia fue un apoyo fundamental.

Fotografía: Nicolás Rosales.-