Domingo 24 de Noviembre del 2024

Sigue siendo el Rey

Con sus 83 años a cuestas, Eduardo Alfonso es el Rey de los Botones. En […]

Publicado el 4 junio, 2023 por Lautaro Bracaccini

Con sus 83 años a cuestas, Eduardo Alfonso es el Rey de los Botones. En esta nota te contamos su historia en el barrio de Flores.

Cuando la mayoría de las personas prestan foco a las remeras, las camisas o calzados, al hablar de vestimentas, a contracorriente, como el salmón, Eduardo tiene la mira puesta en un elemento que en algunas prendas resulta fundamental: los botones. Eduardo Alfonso es el rey, el rey de los botones. No sólo porque así se llama su negocio desde los años 60′ sino porque ingresar al local es sumergirse en un mar de botones. Para ser francos, su historia no nace con él; es su padre el que empezó en el rubro en 1933 con el primer negocio, y hasta en un momento llegaron a tener 3. Hoy solo está el de avenida Rivadavia 6283, en el centro de Flores.

Eduardo Alfonso contó cuál fue y como fabricaron su primer botón: “Empezamos con 14 años con mi hermano, éramos gemelos y como no teníamos torno usábamos una sierra. Compramos las planchas y el primer botón que hice fue cuadrado y los bordes lo hacíamos a la piedra, lo pulíamos con el paño y así empecé la fabricación y la venta. Nos fuimos achicando, con el tiempo me quedé yo sólo y bueno sigo con 83 años aquí en el local, ya estoy por llegar a los 84; pero trato de hacer todo lo posible”.

Alfonso siempre se dedicó a los botones, tuvo un lapso en donde además de los botones pintó abanicos, pero terminó dejándolo para seguir de lleno con los botones. Señaló que el amor por los botones lo heredó de su padre. Además, indica que los fabrica él, que todo lo hace él; incluso se le rompió el torno y por ahora lo reemplazó con una moladora, pero que se iba a sentar a arreglarlo. No le gusta que en su casa entre gente a arreglar cosas, comenta que se las apaña.

El Rey habló sobre de que están hecho sus botones y cuantos tiene en su haber: “Los botones que yo hago están hechos de galali, que no existe más el material, pero tengo discos y tengo material; a veces los modifico. Imposible saber cuánta cantidad de botones tengo, ahora porque está abierto, pero en el sótano hay muchos más. Los domingos a la mañana me voy al sótano y hago cosas, como duerme mi señora yo aprovecho y me distraigo”.

Indicó que el negocio viene bien, que no puede quejarse, que como todos ha tenido momentos muy buenos y otros malos, pero que los malos los supo llevar. El negocio está hace más de 60 años, por ende se puede entender que supo sortear esos años complicados, no muchos negocios llevan abiertos esa cantidad.

Se dice a sí mismo que es un mal vendedor porque le pide a la gente que traiga la ropa así le da el botón correcto, “si pensara sólo en el negocio podría venderle cualquier botón”; pero Eduardo no, el Rey no, él prefiere que traigan su ropa. Quizás es esa la razón por la que continúa vigente el negocio, la gente confía en él y sabe que los botones que Alfonso les vende son los correctos.

Los botones son parte primordial de la vestimenta, yo miro antes los botones, que las camisas o los zapatos. Los botones que no uso los reutilizo para hacer otras cosas, ya sea bijouterie, cadenas. Alguna vez hice gemelos; un restaurante de Puerto Madero me pidió”, manifestó. Señala que es más el tiempo que tarda de lo que puede cobrar, pero que estos trabajos se los toma como un desafío, un reto. Y continúa dejando una frase que utiliza de cabecera: “Todo se puede hacer, si no te sale una cosa déjalo para el día siguiente, y al día siguiente te vas a dar cuenta que enseguida lo haces”.

Tiene y ha tenido botones no solo nacionales, sino también internacionales. Uno de esos es un botón con cristales checoeslovacos todo de color negro y con un gran peso y brillo. Lo mostró y contó que no se usaban más porque era para tela más pesada. A su negocio han ido muchos artistas, pero prefiere no decir los nombres, así que queda en el imaginario de uno, saber quién visitó ese lugar.

En el negocio hay estantes y en esos hay cajas con botones, es como una biblioteca. Tiene un mostrador en donde tiene los recortes de las notas que le fueron haciendo a lo largo de su trayectoria y tarjetas de otros negocios. Pero incluso de hasta trabajos que ya no se ven, que hasta la tarjeta está como despintada de la cantidad de años que tendrá.

El negocio está abierto de lunes a viernes de 11 a 13 y de 16 a 18, y los sábados de 11 a 13. Los precios de los botones o de los arreglos son realmente baratos, rondan entre los 250 u 800 pesos. Alfonso ya lo expresó, para él es un reto, un desafío; prefiere cobrar barato y que le cueste el trabajo que se le pidió.

Se le consultó que es el botón para él: “Para mí el botón, es como la persona que va a entretenerse al club, para mí el club es esto, es mi vida. Si haces una cosa que te gusta, vas a tu casa y también lo disfrutas, hay que ser positivo siempre. En la vida pasas malos momentos y buenos momentos, en los momentos malos te la tenes que aguantar, es parte de la vida; después en los momentos buenos aprovecharlos y disfrutar”.


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