Manteros cortan Avellaneda y Nazca

Ayer nuevamente Flores fue noticia. Decenas de manteros que comercializan su productos ilegalmente en la zona se manifestaron en contra de un operativo comandado por el gobierno porteño. Cortaron el tránsito vehicular para evitar el desalojo y de persistir los controles repetirían la medida de fuerza durante esta tarde e incluso hasta el viernes próximo. Se reaviva la puja entre los comerciales de los locales, los vecinos y los vendedores ilegales que trabajan en la vía pública. 

Manteros coparon las veredas, incluso las calles del Centro Comercial de Flores.

«No nos dejan trabajar tranquilos», repetía una y otra vez, un grupo de manteros a los más de treinta inspectores de la Secretaria de Atención Ciudadana dependiente del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires.

Los inspectores llegaron alrededor de las 7 de la mañana acompañados por algunas autoridades de la Comuna 7. Se dispusieron sobre ambas veredas de la Av. Avellaneda, entre la calle Helguera y Av. Nazca, con el objetivo de poner un freno a la venta ilegal, ya que los vendedores arman sus puestos y despliegan su mercadería en la vereda, apoderándose del espacio público.

Al advertir la situación, los vendedores se manifestaron durante un par de horas sobre las avenidas Avellaneda y Nazca con el objetivo de protestar contra el operativo que pretendía desalojarlos.

Durante la medida de fuerza, aseguraron que volverán a cortar la circulación en las mencionadas arterías si continúan los operativos en la Comuna 7. Al mediodía finalmente el tránsito se liberó y los manteros retomaron la venta callejera, como lo hacen todos los días. En un principio, el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires dirigiría un nuevo operativo durante el día de hoy y otros más hasta el próximo viernes.

La Asociación de Comerciantes de la Avenida Avellaneda registró al momento que en la zona hay 1500 manteros los días hábiles, sin embargo la cantidad se duplica los fines de semana.

En relación a éste punto, los comerciantes que alquilan locales y los vecinos del barrio coinciden que la zona se ha desvalorizado, que ha aumentado la delincuencia y que circular, en auto o a pie por sus calles, es un verdadero caos.

Incluso hay vendedores como Juan, quien cuenta en exclusiva para este medio que son propietarios o trabajan en locales de ropa pero “como la competencia es tan desleal, tenemos nosotros mismos que salir con una manta a vender en la vereda para mantener el flujo de ventas. No es justo porque somos vendedores con experiencia y con mucho esfuerzo pusimos un negocio, con toda la responsabilidad que eso implica. Si nos quedamos adentro del local, mientras la venta ilegal crece, ¿quién paga los impuestos, las cargas sociales de los empleados?”, se lamenta y nos entrega una tarjeta con la dirección de su negocio, donde comercializa ropa infantil y juvenil.

También es cierto que debido a la creciente venta ambulante, muchos locales que años atrás se dedicaban a la venta mayorista, hoy sumaron la venta minorista, en una clara estrategia para mantener sus ventas.

La cantidad de vendedores que despliegan sus productos en las veredas es tanta que, incluso, se apropian de parte del asfalto de la calle. Esto no sólo es peligroso para ellos mismos sino también para los automovilistas y peatones que circulan por el lugar. Como si fuera poco, la mayoría de las ochavas del barrio fueron ocupadas con cajas que contienen todo tipo de mercadería que está al alcance del mantero, en una suerte de depósito portátil, lo cual dificulta aún más la movilidad en la zona.

De acuerdo al último informe de la Federación de Comercio e Industria de la Ciudad de Buenos Aires (Fecoba) publicado el pasado mes de agosto, se duplicó -en tan sólo doce meses- el número de puestos ilegales en Flores.

La mencionada entidad contabilizó sobre la avenida Avellaneda un total de 661 puestos de venta ambulante, mientras que en el mismo mes de 2013 reportó cerca de la mitad: 343.