“Malvinas me abrió las puertas”

Silvio Katz, ex combatiente de Malvinas y vecino de Parque Chacabuco en una extensa entrevista con este medio, abrió nuevamente su corazón para confesar cómo es vivir con una historia tan movilizante como lo fue el conflicto bélico en las Islas hace 43 años. 

El camino de la vida de Silvio Katz vale ser difundido. Tiene una idea fija, unir a la guerra con la última dictadura de nuestro país con un relato muy humano.

LC7: ¿Cómo difundís tu mensaje a través de las charlas?

Silvio Katz: “Después de escuchar que uno tiene algo para decir el boca a boca para que me convoquen a diferentes charlas funciona. Quizás el atractivo pase porque propongo un relato distinto sobre Malvinas y todavía hay gente que se sorprende. 

Hablo desde el lado humano, de la familia. Yo siempre cuento que estoy abierto a recibir preguntas, y la mejor pregunta que me hicieron fue de un niño de jardín de infantes que me dijo: ¿Extrañaste a tu mamá en la guerra?

Eso me cambió la cabeza, y me hizo tomar las charlas con mayor alegría para ver también cómo los más chicos pueden entender la guerra y de qué lado ven a un soldado. Entendieron que la guerra es una mierda, y que en realidad se trata de ver cómo la vivieron los que estuvieron y estuvimos ahí”. 

Sanar es una palabra que atravesó toda la conversación. Silvio Katz actualmente recorre diferentes instituciones educativas durante todo el año, desde escuelas primarias, secundarios, universidades, y ahora sumó la visita al penal de Devoto en tres oportunidades. 

LC7: ¿Cómo fue esa experiencia?

SK: “Me recibieron muy bien, terminamos abrazados. De todos los lados a los que voy a charlas me llevo más de lo que dejo. Suelo hacer una broma en los colegios diciendo: yo no doy charlas gratis, la cobro en abrazos. Abro mi corazón”, expresó. 

Con su escuela primaria Canadá de Cachimayo y Zaraza Parque Chacabuco pasó algo que merece ser contado. Silvio recordó que volvió en el 2022 a la misma a buscar un certificado para un trámite y que la persona que lo atendió no le prestó interés. Se fue apenado porque en el fondo quería dar una charla allí. Una mamá de un alumno lo había escuchado en otra escuela e intervino para que la directora de la escuela 23 lo convoque. 

LC7: ¿Qué pasó después?

SK: “Se enteraron y empezaron a llamarme. Comenzaron a citarme para charlas muy seguido. Tal es así que la escuela puso una placa en el patio con mi nombre. Fue una sorpresa muy linda. Una de las mejores cosas que me pasó este año. Los pibes de sexto y séptimo hicieron un podcast sobre mi historia en FM Boedo. Los docentes tienen una visión con apertura hacia los derechos humanos. Sinceramente no paro de girar”, comentó. 

LC7: Nos enteramos de un nuevo proyecto que intenta unir la arqueología y salud mental. ¿De qué se trata?

SK: “Es algo que me generó mucha curiosidad. Siempre fue un tema la salud mental para incorporarme a la sociedad. Me convocaron desde un grupo de arqueólogos, un historiador, psicólogos y otros veteranos de Malvinas. La actividad pasa por colaborar y compartir la arqueología en campos de batalla. He ido a “Vuelta de Obligado”, donde trabajamos en el campo donde fue la batalla buscando proyectiles y ahora estamos en la búsqueda de lo que fue una fosa común. Se unen historias con la nuestra porque muchas de las víctimas de aquella batalla tenían la misma edad de la que teníamos nosotros en Malvinas”. 

Katz ha tenido recaídas, y a veces le ha costado enfrentar la vida tras haber vivido todo lo que vivió. “Sentí muchas emociones. Todo lo que me ayude a mi salud mental para estabilizarme me hace bien”.

Seguir adelante

El disciplinamiento con métodos humillantes y torturas psicológicas inimaginables es algo que se desarrolló en el servicio militar y que se acrecentó durante el conflicto bélico en las Islas. Silvio fue víctima de esto. 

Por otro lado, y en el camino de la sanación del ex combatiente confesó algo que le hizo muy mal, “hace unos años me enteré que el militar que me torturó en Malvinas falleció. Para mí fue un palazo, porque siento que no voy a tener justicia. Porque esta persona se fue sin pagar. Había sido citado por la justicia, pero se negó a declarar. Siempre estuvo suelto. En su momento recibió el repudio social, teniendo que cerrar sus redes y cambiar de trabajo.

 Al enterarme de su muerte pensé que mi lucha había culminado. Por suerte pude recuperarme”, cerró.

Silvio, de alguna manera es también un sobreviviente de la última dictadura militar. “Estuve casi 20 años sin hablar, ahora no puedo parar”.  

Katz, continúa caminando en la búsqueda de la memoria, la verdad y la justicia para definitivamente poder curar sus heridas. 

Foto: Nicolás Rosales