Durante casi dos décadas, los presidentes argentinos dispusieron autos de producción nacional para trasladarse en […]
Publicado el 13 enero, 2016 por Gustavo Viera
Durante casi dos décadas, los presidentes argentinos dispusieron autos de producción nacional para trasladarse en ceremonias oficiales.
La industria automotriz fue uno de los pilares del acelerado proceso de industrialización por sustitución de importaciones que experimentó el país desde la segunda posguerra. Esta rama había adquirido un desarrollo que le permitía integrar su producción con un 90% de autopartes argentinas. Una de las empresas pioneras en este progreso fue Industrias Kaiser Argentina (IKA). Aunque de origen norteamericano, la empresa era una sociedad mixta con participación del Estado argentino y accionistas privados. Esta particularidad le otorgaba autonomía respecto a la casa matriz no solo para decidir su línea de productos sino también para desarrollar versiones especiales para usos específicos.
A mediados de la década de 1960, IKA gozaba del privilegio de ser la fábrica de automotores más importante del país. Entre sus modelos, se destacaba por su calidad y equipamiento el aristocrático Rambler Ambassador. Sus cualidades fueran tenidas en cuenta por la Presidencia de la Nación cuando adjudicaron a esta fábrica la provisión de dos unidades para uso oficial. Los vehículos fueron especialmente diseñados y construidos por el Departamento Experimental y entregados en agosto de 1968.
El hecho resultó sumamente significativo porque se trataba de la primera vez que una empresa radicada en el país desarrollaba un auto de estas características, poniéndose en evidencia la calidad lograda por la producción nacional. Los Ambassador comenzaron a prestar servicio en tiempos del dictador Juan Carlos Onganía y fueron el traslado oficial en las ceremonias de asunción de los presidentes constitucionales Juan Domingo Perón, en 1973, y Raúl Ricardo Alfonsín, en 1983.
Una vez desafectados del servicio, en los años 80, los mandatarios argentinos fueron transportados en diversos automóviles, todos ellos de origen extranjero. En la actualidad, los Ambassador se encuentran en exhibición en el Museo Udaondo de la Ciudad de Luján.
A más de 30 años, cabe preguntarse si es posible que el primer magistrado pueda trasladarse en actos protocolares oficiales en un auto de producción nacional. Este antecedente histórico demuestra que sí. Por esa razón, un grupo de entusiastas de la industria automotriz nacional, encabezados por socios del Rambler Car Club y los editores de los sitios web Autohistoria y Coche Argentino, propuso al director del Museo Udaondo, Dr. Andrés Mage, la puesta en valor de las dos unidades allí exhibidas. El proceso de restauración demandó varios meses y concluyó el pasado 29 de noviembre con una masiva caravana de autos históricos por la Ciudad de Luján encabezada por uno de los Ambassador. Del evento participaron el intendente municipal, Dr. Oscar Luciani, el director del museo y miles de fanáticos.
Allí quedó instalada la idea de contar con un auto argentino para uso presidencial y oficial. Los Ambassador dejaron un claro testimonio de la creatividad, buen gusto y excelencia de la manufactura nacional. Marcaron una huella y un camino que es necesario retomar.
Fuimos capaces, somos capaces.
Por Gustavo Feder – Editor del sitio Autohistoria y la Revista Digital Autohistoria: www.autohistoria.com.ar
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