Miercoles 24 de Abril del 2024

Cultura parkour

El boom del “parkour” se dio entre el 2011 y el 2014 y en el […]

Publicado el 7 febrero, 2021 por Nicolás Rosales

El boom del “parkour” se dio entre el 2011 y el 2014 y en el Parque Chacabuco se practica todos los sábados desde hace 10 años. LC7 va a fondo con este informe sobre el arte del desplazamiento en escenarios urbanos.

Sábado, 10 de la mañana. Parque Chacabuco. Una chica de pelo rubio y ojos celestes salta de un banco a otro justo debajo de la autopista, a la altura de Curapaligüe. La cola de su pelo parece brillar más aún, se mueve. En el aire su cara denota una sonrisa de alegría mezclada con una expresión de esfuerzo. Más atrás, la sigue un nene de unos 7 años. También de ojos claros. Sus saltos no son tan precisos, pero logra el objetivo. Otros dos pibes veinteañeros siguen con otros ejercicios. Uno de ellos muestra una agilidad envidiable, salta, agrega acrobacias. Parece flotar.  Su amigo lo mira con asombro. Es una clase de parkour, una disciplina física basada en la capacidad motriz de las personas. Los practicantes son denominados “traceurs” y tienen como objetivo trasladarse de un punto a otro del entorno (en escenarios urbanos) de la manera más sencilla, eficiente y posible con la sola ayuda de su cuerpo.

Los comienzos

“El parkour empezó en el 2006 en la Argentina. Nosotros heredamos una tradición de acá del parque, que a esta altura es como un hito”, comienza la charla con LC7 el profesor Pablo Albo después de haber culminado la clase. Pablo es un referente nacional de la disciplina. En la actualidad vive de las clases y talleres de parkour. Los primeros encuentros se dieron en la Facultad de Medicina, dentro de la Ciudad de Buenos Aires, nos recordó. “En Argentina el primer practicante fue Walter Bongad”, agregó. La mayoría de los pibes conocieron el parkour por Youtube, mirando videos en coincidencia con el auge de esta red social. Se fue generando una nueva cultura alrededor. “Empezamos a practicar en esos tiempos con lo que copiábamos de los videos, imitando, porque no había profesores todavía. Era algo espontáneo y hereditario al mismo tiempo”, explicó Leonel Berra, otro de los profesores encargado de los infantes. Hoy en cambio ya es algo mucho más profesionalizado. “Los pilares básicos del parkour son el compañerismo y la no competitividad entre compañeros”, aseveró Leonel. Está en cada uno participar de las competencias nacionales e internacionales, pero lo más importante para ellos es formarse como “traceurs”, una palabra francesa que significa trazadores (de movimientos) en el idioma francés.

Sacando estigmas

Hay un imaginario social alrededor de esta disciplina: el “parkour” es una práctica peligrosa. Como un estigma negativo. Porque es dar vueltas en el aire, saltar de un techo a otro, donde el practicante pone en riesgo su vida. Los profesores se encargaron de hacer algunas aclaraciones al respecto: “El tipo de parkour que suma acrobacias es el que la gente acostumbra ver en las redes sociales o videos por televisión. Es una variable que algunos practican sobre el llano. Como una gimnasia acrobática en un entorno urbano. El parkour puro apunta a la eficacia del movimiento, llegar de un punto a otro, cumplir un objetivo. Cuando se le fusiona lo acrobático, que es el  ‘tricking’, se le está agregando algo más estético y artístico. Después está el ‘free running’, que es la fusión de los dos en un entorno urbano a lo que sí se le puede sumar saltos de un lugar a otro en altura, corriendo. Una carrera libre. El parkour solo, consiste ir un punto A, a un punto B de manera consciente, y cuidada. Estas tres prácticas, forman parte de la cultura del movimiento”.

Un estilo de vida

El parkour tiene que ver además con un estilo de vida. Puede incorporar el sobrepasar tus límites, romper con algunos miedos, vencer algunas barreras. Tener convencimiento para lograr un objetivo, que puede ser un salto con cierta dificultad. Por ahí pasa el disfrute. Esto es lo que los chicos quieren comunicar e informar. Su pasión, los llevó a enseñar y trasmitir sus saberes. “Parque Chacabuco se transformó en una casa del saber. Porque tiene muchos spots, (los escenarios) que plantean desafíos. Acá han venido gente de otros barrios y del conurbano”, dijo Pablo. “A nivel nacional se hacen juntadas, 3 o 4 por año que se llaman RT, reunión de traceurs. O se las llama Free Jump también. El objetivo es intercambiar saberes, entrenarnos, conocernos”, resaltó Leonel. Todo es autogestivo, nos explicaron durante la conversación. Los practicantes con más experiencia, los más grandes, tienen muchas RT en el haber.

El parkour como una familia

“El parkour es una disciplina inclusiva. Damos clases a niños, niñas, adultos, varones, mujeres, trans, gente con capacidades diferentes, etc. Somos una comunidad abierta y generosa”, declaró Pablo. Por otro lado, a veces las mujeres no se ven tanto en la disciplina. Hay más varones, pero de a poco se van a acercando cada vez más. Dafne, una de las chicas que ese sábado no se entrenó pero sí lo hace regularmente, nos contó: “Con el parkour aprendí a no lesionarme, a compartir y enseñar. Quizás haya más hombres, pero es por el propio origen de la práctica. Nosotras trabajamos el cuerpo de la misma manera”. Aldana, que también estaba por allí, nos contó que arrancó a los 16 años por su tío. Usó al parkour como una forma de comenzar a integrarse a un grupo de personas, porque su personalidad retraída le jugaba en su contra. “Con las chicas empezamos a tomar más lugar y a comunicarnos con las del resto del país”, dijo ante nuestra pregunta. El momento de más boom fue el 2011 hasta el 2014 y las redes sociales explotaron. Sin embargo, el parkour no es lo que más se muestra en las redes con el fin de sumar seguidores. En Buenos Aires, los practicantes superan la cifra de 5.000. “Nosotros apuntamos al movimiento consiente. Mejorar la capacidad de tus movimientos. No alentamos el espíritu competitivo. Ser fuerte para ser útil. Ser para durar, son otros de los pilares que fomentamos.  Las acciones a llevar a cabo, son algo progresivo. El parkour es una herramienta para ayudar a los demás”, finalizó.


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