La Asociación Civil Centro Integral Comunitario Juan XXIII desarrolla su misión comunitaria en el barrio […]
Publicado el 19 julio, 2021 por Gustavo Viera
La Asociación Civil Centro Integral Comunitario Juan XXIII desarrolla su misión comunitaria en el barrio Juan XXIII de nuestra comuna a través de diversas acciones solidarias y educativas.
Doce años en el barrio, aquel que nació como un complejo habitacional. Con el paso de los años y el desarrollo y crecimiento de la zona, comenzaron a aparecer los problemas. Ahí es donde aparece la organización y la visión comunitaria de ayuda. “Nuestra organización nació en base a alguna falencia de infraestructura, cosas más de gestión veredas, cloacas y también de contención y presencia del Estado que no la teníamos. Teníamos un campito que lo quisieron tomar y a raíz de eso se hizo una plaza que tiene 2 canchas y un parque donde los chicos asisten a jugar” nos cuenta Laura, la secretaria de la Asociación Civil Centro Integral Comunitario Juan XXIII, ubicada geográficamente en Salvigny 1751 local 9 y 13. Agrega que, incluso “Gonzalito”, del entonces programa de televisión “Caiga quién caiga” (CQC) se acercó a la zona para realizar un informe. Ahí, el entonces CGP activó y realizaron una obra para arreglar la zona. “Ahí decidimos con los vecinos armar algo para tener mas presencia y ayudar”, concluye Laura.
La Asociación desarrolla diversos proyectos en la zona, algunos propios y otros en articulación con el Estado porteño y también con el Nacional. Todos con la mira puesta en beneficiar a la comunidad del Juan XXIII y de las zonas limítrofes: los barrios Illia, Rivadavia y Padre Ricciardelli. Laura expresa que periódicamente realizan censos de personas que tienen discapacidades, adultos mayores y niños. Y en ese censo recurrentemente sale que la mayoría de los ciudadanos que habitan en el barrio Juan XXIII son adultos mayores y que hay pocos niños. Es por eso que en el último tiempo la Asociación ayuda a los jubilados, ya sea con los turnos online con entidades estatales, a través de la entrega de mercadería o solo desde el acompañamiento porque muchos de esos jubilados están solos.
En el local que alquila en el barrio, la Asociación realiza diferentes actividades como apoyo escolar, juegoteca, talleres, campañas visuales, castraciones de mascotas. Específicamente con la juegoteca, a través de manualidades y la enseñanza del reciclado, el objetivo es generar espacios colectivos para que los chicos se relacionen, jueguen, compartan una merienda y permanezcan, aunque sea por un rato, por fuera del uso de las tecnologías, más del orden de lo individual. Los que egresan de ese espacio, luego continúan en los talleres de adolescentes con temáticas de educación sexual, noviazgos violentos y diversidad de género. Además, estos chicos, de 12 a 17 años, colaboran en la comunidad, por ejemplo, llevando bolsas de mercadería a las familias necesitadas del barrio y los jubilados.
Una de las áreas privilegiadas en la Asociación es la educación. Y la apuesta es el apoyo escolar gratuito, sumamente necesario en la zona. En épocas normales, 60 chicos y chicas asisten a estas clases, en diferentes turnos. “El eje es la alfabetización. Nosotros tenemos niños que están en 6° grado y no saben leer”, afirma Laura. Además, a través de la ayuda de voluntarios y diversos convenios con instituciones como la UBA, ofrecen talleres de literatura abiertos a toda la comunidad.
Por último, Laura nos cuenta que en la Comuna N° 4 tienen un jardín comunitario que gestionan en articulación con la Nación y que próximamente planean abrir otro en la Comuna N° 7.
Barajar y dar de nuevo: La pandemia
Laura lo expresa con una figura: “La pandemia nos mató a todos”. Muchas de las actividades las tuvieron que suspender, otras reformularlas y generar nuevas acciones, sosteniendo la solidaridad y la ayuda al otro como bandera. Y con la alimentación se notó mucho. En ese sentido, el año pasado, en la época fuerte de la pandemia y “a pulmón”, la Asociación cocinó para las personas más necesitada de los barrios y ahora continúa sosteniendo la merienda: los chicos se acercan al local, retiran su leche y sus galletitas y retornan a merendar a sus casas. Ahora, con el espacio “Primera Infancia”, la Asociación está recibiendo alguna ayuda de Nación y en el ámbito de la Ciudad, la Comuna ayuda en situaciones específicas.
En materia de educación, el saldo no es favorable. Aún en este contexto, y con menor presencialidad, tuvieron que sostener las clases de apoyo, dice Laura. “Los chicos vienen con una falta de aprendizaje. No todos estamos preparados para la virtualidad. y a los nenes les cuesta. El otro día lo hicimos en forma presencial porque hay muchos niños que, de la 1-11-14, y no tenían internet. Por las construcciones no le llega la señal. Conseguimos pupitres, hacemos la distancia y a los que más necesitan les tuvimos dando una mano porque esta complicado. Y a los que no, mantuvimos el formato virtual”.
Sueños
“Nosotros somos una organización pequeña, de barrio”. En su declaración Laura mantiene la humildad. Pero esto no le impide soñar en grande. “Nosotros decimos y soñamos que no haya niños pobres. Nosotros deseamos y accionamos para que sus derechos no sean vulnerados: derecho a la alimentación, el derecho a la salud, el derecho a una vacante en un jardín, en un colegió. Necesitamos que el Estado este más presente en las políticas sociales. Y nosotros como ONG seguir construyendo”. La apuesta a mediano plazo es conseguir su propio espacio físico y dejar de alquilar, y continuar trabajando con Nación, a través de la Secretaría Nacional de Familia, en políticas de primera infancia.
Galeano decía que “mucha gente pequeña, en lugares pequeños, haciendo cosas pequeñas, puede cambiar el mundo”. Deseamos que este gen solidario que promueve la Asociación se convierta en pandemia.
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