Viernes 29 de Marzo del 2024

Un incendio vale más que mil palabras

En un hotel de Flores murió un menor de 3 años. Según se conoció se […]

Publicado el 2 octubre, 2019 por Nicolás Rosales

En un hotel de Flores murió un menor de 3 años. Según se conoció se encontraba en una habitación que se prendió fuego. Sus hermanos pudieron ser rescatados y uno de ellos continúa en grave estado. El SAME además trasladó a 15 personas por inhalación de humo y quemaduras.

Un incendio, un viejo hotel, una tragedia

El trágico hecho ocurrió el pasado jueves 26 al mediodía durante un incendio que se produjo en el “San Miguel”, un hotel familiar ubicado en la calle Fray Cayetano Rodríguez 345 del barrio de Flores.

Se supo que en la misma habitación también había dos hermanos, que pudieron ser rescatados por un vecino. Uno de ellos, una nena de 4 años que debió ser trasladada al hospital Gutiérrez. Hasta hoy, su estado de salud es grave por sus quemaduras y porque necesita asistencia respiratoria mecánica.

Al parecer, el fuego empezó minutos después de las 13 en el primer piso del edificio. Según contaron algunos testigos, los pequeños estaban jugando con un encendedor y eso habría dado inicio al fuego que se esparció y destruyó dos habitaciones de la primera planta, afectando de forma parcial a otra.

Más tarde, hubo 27 personas asistidas por inhalación de humo (11 menores y 16 mayores), y se confirmó el  traslado de 15 personas al Hospital Durand y al Hospital Álvarez por inhalación de humo y quemaduras.

En aquella misma noche de jueves, todos los pacientes, salvo la nena derivada al Gutiérrez, estaban en condiciones de ser dados de alta.

El hotel tiene 25 habitaciones y se encuentra ubicado en una zona de casas viejas de Flores, en donde muchas funcionan como hoteles familiares y utilizan el sistema de las pensiones.

Una vez controlado el fuego, se realizó una inspección de la que participó personal de la Guardia de Auxilio, que constató que el siniestro no provocó colapsos ni derrumbes, no viéndose afectada la estructura del inmueble afectada por las llamas.

Aún así, tras el siniestro y la posterior clausura del hotel, el resto de las familias que viven en el hotel no iban a poder regresar, al menos por varios días. Por ende se quedaron momentáneamente en la calle.

Las familias que viven en este hotel, en su gran mayoría pagan las habitaciones con subsidios habitacionales provenientes del Gobierno de la Ciudad.

El Hotel San Miguel

“San Miguel” funciona como un hotel de alojamiento de contingencia donde el Programa Buenos Aires Presente (BAP) encuentra una solución transitoria para personas en situación de calle o en riesgo de estarlo.

Las familias pagan la habitación que hoy cuesta entre 10 mil y 12 mil pesos en parte con el subsidio habitacional que otorga el Ministerio de Desarrollo Humano y Hábitat.

Desde hace varios años el hotel forma parte del radar de los programas de asistencia y el gobierno porteño debió, a priori, fortalecer los controles de habitabilidad y salubridad si allí hospedó gente a lo largo de los años.

Tampoco podía desconocer que, en 2013, una nena ya había muerto en otro incendio.

La reacción solidaria de la comunidad de Flores

Cuando se supo que las familias iban a pasar la noche en la esquina de Fray Cayetano y Bacacay, hasta tanto se resolviera el problema, algunas organizaciones sociales como la “Asamblea de Flores” tuvieron la intención de resolver la cena. “Estamos juntándonos, ahora, para cocinar en la Asamblea de Flores. Necesitamos bandejitas rectangulares, tenedores y vasos descartables. También fideos, arroz, salsas de tomate, sobrecitos de jugo, y botellitas de plástico vacías. Se ruega acercarlo ahora a Av Avellaneda 2177”, decía su comunicado.

La comunidad educativa también se solidarizó y elaboró un comunicado:

“Tras enterarnos de la terrible noticia del incendio de un hotel en nuestra comuna donde 25 familias quedaron en la calle y donde trágicamente falleció un niño, las escuelas de la Comuna 7 a través de la solidaridad de sus cooperadoras y sus conducciones, abren sus puertas para recibir donaciones que serán entregadas a las familias damnificadas”.

Allí también se expresó: “Se necesitan alimentos no perecederos, ropa para grandes y chicxs en buen estado, calzados, pañales y elementos de limpieza del bebé, artículos de higiene personal, toallas y mantas, leches y galletitas, descartables, tenedores platos y vasos”. Las escuelas firmantes fueron:

*Esc. 21 DE  8 Juan José Paso -Beauchef 1869 Parque Chacabuco de 8:30 a 17hs.

* Esc. 22 DE 8 Antonio A Zinny – Salas 565 Parque Chacabuco de 8 a 17hs.

*Esc. 15 DE 12 Tomas Sourigues – Aranguren 2400 Flores de 8 a 17hs.

*Esc. 12 DE 12 Provincia de Chaco – Av. Avellaneda 2457 Flores de 8 a 17hs.

*Esc. 19 DE 12 L.N. Alem – Fray Cayetano Rodríguez 95 Flores de 8 a 17 hs.

*Esc. EEM 1 DE 12 Julio Cortázar – Bogotá 2759 Flores de 8 a 17hs.

*Esc. 1 DE 12 Museo de Bellas Artes Gral. Urquiza – Yerbal 2370 Flores hasta las 16hs.

*Centro de Formación Profesional N° 24 – Morón 2538- de 10 a 20hs.

Más allá del hecho trágico, este incendio significa y comunica algunas cuestiones estructurales de una ciudad rica pero paradójicamente y no tanto, profundamente desigual.

Buenos Aires tiene un alto porcentaje de habitantes que alquilan.

Al mismo tiempo la construcción de edificios de lujo a los que pocos pueden acceder, en gran parte quedan vacíos a favor de un sector privilegiado que apuesta a la especulación inmobiliaria.

La construcción de barrios sociales más accesibles para una parte de la clase media y para sectores populares, es una política social que brilla por su ausencia. No es algo de ahora, sino que es una omisión estatal que lleva décadas.

Por otro lado, evidencia como los derechos de los niños/niñas a una niñez de calidad no se cumplen en estas familias vulnerables: el incendio ocurrió cuando los más pequeños estaban sin el cuidado de un adulto, su padre estaba trabajado y su madre atendiendo la salud de otro de sus hijos.

Por último, si estas familias no recibieran el subsidio habitacional probablemente pasarían a engrosar la lastimosa y creciente cifra de gente en situación de calle.

La solidaridad espontánea, desinteresada y sin especulaciones por parte de organizaciones sociales y de gran parte de la comunidad en general, es un dato que no sorprende.

Sin embargo la necesidad cada vez más recurrente no debería ser tanta.

Por todo esto, esta no es una tragedia más.

Es un drama social que el estado debe atender para garantizar el derecho a una vida digna.


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