-No te olvides de preguntar si va a estar abierto el miércoles…- Fue el recordatorio […]
Publicado el 9 julio, 2020 por Silvio Florio
-No te olvides de preguntar si va a estar abierto el miércoles…- Fue el recordatorio que le hicieron a quien comienza a escribir estas líneas, con cierto pudor confieso por la sobreabundancia de información en esta era de peste mundial. Pero de algo hay que vivir así que despego la crónica, usted me dirá lector (*1) cuando empiece a carretear…
El mandado tenía como límite a la calle Artigas donde funciona una librería atendida por diligentes okinawenses. Enfrente, justo en la esquina de la calle del desaparecido Felipe Vallese está el mural arltiano que pinta una luna roja de oscuros presagios. Así que me santigüé y seguí caminando por Morón con la falta de costumbre de los paseos, con una bolsa de tela y una botella adentro para disimular todavía no se qué. En la cuadra del Hospital Alvarez aceleré el tranco. Las historias de hisopados que se están escribiendo allí exceden la capacidad de este cronista. Mejor consultar páginas como lacomuna7.com.ar (en su edición del 2 de junio del nada corriente año) para saber que con la donación de plasma para pacientes afectados con Covid-19 “se podrían salvar entre 3 y 4 vidas” o la publicada el 25 de junio en diariodeflores.com.ar en donde una jueza debe recordarle al gobierno porteño que el acceso a la información pública es un derecho humano (tal cual indica la Comisión Interamericana de los Derechos Humanos en su recomendación número treinta y dos de su Resolución 1/2020) y que por lo tanto debe informar la situación del mencionado hospital que ya quedó atrás, siempre derecho por Morón, ya estoy cruzando la línea de la avenida Nazca donde me sorprende un lunes muy parecido a esos lunes “normales” que quiere volver la sociedad, con locales de ropa abiertos, manos rápidas despachando bultos que rebalsan en baules de autos , colas de media cuadra de otras manos que esperan con zorras cargar más bultos. El Local “Paradox” resalta por su imponencia y su falta de clientes.
-Unas cuadritas más y pego la vuelta- La calle de las colectividades que Buenos Aires celebra no se resigna a abandonar su actividad comercial y no quiero tampoco yo, paciente lector, abandonar esta caminata por más que me duela la ampolla del pie de la alpargata izquierda blanqueada por mucha lavandina que la señora Hye vende en su mercado a $80 los dos litros.
Los locales empiezan a flaquear y el barrio de Floresta reclama su antigua identidad y su férrea memoria. Un poco más al sur, (me informa ese chasqui de mil quipus que es lo que hemos naturalizado como “Whatsapp”) un juez encontró un nuevo centro de detención clandestino en la misma manzana de los talleres Orletti donde funciona el actual espacio de la memoria. La banalidad del mal de un dueño que alquilaba lugares de tortura a las patotas desaparecedoras.
En los canteros crecen los yuyos que ninguna bordeadora se atreve a cortar mientras no se declare como actividad esencial de esta cuarentena. Cerrajas, mastuerzos, cardos invitarían a la cosecha si no fuera por los sempiternos estiércoles caninos. Cerca del Corralón de Floresta, siempre por la ubicua Morón, está la escuela 24 “Padre Castañeda”, triste su fachada sin las risas de les niñes. Un cartel prolijo, protegido por un folio A-4 advierte que en esta pandemia no sólo están debilitados los sistemas inmunológicos sino también los lazos sociales. “Empatìa”, subrayo mentalmente esa palabra que aprendí ya demasiado adulto heteronormativo.
Pero adonde quería llegar, si todavía está por aquí, lector, era al Corralón de Floresta, cruzando Gualeguaychú, específicamente a su huerta con su forma de oasis verde si se me permite la fácil metáfora, ya que están de oferta también en el mercado de la señora Hye. Un proyecto de ley de huertas públicas agroecológicas ha entrado en comisión en Legislatura y sería esperable que germine. El impulsor y legitimador del proyecto es Carlos Briganti a través de su colectivo “El Reciclador” y apoyado por la Asamblea de Interhuertas, realizada en el verano pasado en este lindo espacio. El proyecto puede escucharse en una entrevista que le realiza Carlos Carballo, referente de la cátedra de Soberanía Alimentaria de la Facultad de Agronomía (https://ar.radiocut.fm/audiocut/carlos-briganti-sobre-proyecto-ley-huertas-publicas-agroecologicas/). Yo la escuché en la pequeña radio de Antonio, el hombre que vive en un Fiat 147 en la calle Sanabria, en un día gris, mientras los tacos de reina y las arvejas salían entre las rejas de ese espacio público. El grupo “Ser con Vos” que “ayuda a vecinos que viven en la calle” a través de una de sus integrantes, Claudia Zavala, le acerca donaciones y visibilizan a personas que sufren la paradoja de estos tiempos del Hashtag (una de las etiquetas que copiamos y pegamos) #quedateencasa. Perdón, Antonio, no puedo ponerme en tu lugar, al menos trataré de no olvidarte en estas líneas que ya empiezan a desdibujarse…
(*1) También me dìrá usted, amigue lector, como deconstruir esta palabra con lenguaje inclusivo. Recibo sugerencias, además de objeciones a este escrito a estanconelpadre@gmail.com
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