Otra vez sopa

Según datos oficiales, unos 148.000 hogares no tuvieron luz durante los festejos de Año Nuevo. Los cortes y las protestas se extendieron unos días más en la calurosa Buenos Aires. Algunos vecinos y vecinas organizadas han tomado alguna posición política sobre este tipo de servicios públicos.

Típico. Al comienzo de las altas temperaturas de verano empiezan los primeros cortes de luz. Al mismo tiempo estos son extensos y traen aparejados muchas quejas de los usuarios.

El monto total que deberá pagar la empresa Edesur por la “la deficiente calidad de servicio y la atención brindada a las personas usuarias” es de 239 millones de pesos. Así lo dispuso en sus primeras dos resoluciones del 2022 el Ente Nacional Regulador de la Electricidad (ENRE), que además señaló que el 40% del gravamen corresponde a no haber informado con anterioridad sobre los incumplimientos en la prestación del servicio.

De este total, 107.134 usuarios se corresponden a clientes de Edesur y 41.223 a Edenor.

En la Ciudad de Buenos Aires, el corte fue transversal y los barrios más afectados fueron Barracas, Boedo, Caballito, Floresta, La Boca, Liniers, Montserrat, Monte Castro, Nueva Pompeya, Parque Chacabuco, Retiro, Villa Crespo y Villa Lugano.

El vecino de Parque Chacabuco e integrante de la organización “Social 21 La Tendencia”, Mariano Maccarone, dialogó con LC7 y manifestó su opinión respecto del tema al decir que “nuestra mirada sobre el problema de los cortes de luz excede la coyuntura. Porque pasado el verano pareciera que los problemas desaparecen, la gente se olvida y al año siguiente vuelve a pasar lo mismo. Así nunca se termina de salir de la problemática que tenemos con empresas privadas que brindan un servicio público y que solo responde a la rentabilidad de lo que se considera un negocio”.

Por otro lado continuó con el análisis: “Estos cortes además de perjudicar a los hogares particulares perjudican económicamente a las pymes y las industrias en general”. Asimismo planteó otra lógica para que la protesta no solo quede en eso, en un mero reclamo sino que la idea es que el servicio sea del Estado.

“Con los decretos del gobierno de Menem en los ’90 cuando se hicieron las privatizaciones, lo que se hizo fue partir en tres el servicio abarcando a todo el país: por un lado está la generación de energía, el traslado a nivel macro, y por último la distribución que es lo que hacen Edenor y Edesur en el caso de la Ciudad de Buenos Aires. En estos casos, resulta difícil saber cómo son los costos y también el poder tener una tarifa adecuada. Las tarifas no son tan caras, teniendo en cuenta que reciben un subsidio estatal importante y que de alguna manera viene a favorecer las ganancias de estas empresas”, detalló Maccarone ante la consulta.

En línea a otra salida al conflicto entre empresas y usuarios, el vecino insistió: “No hay que dejar que el libre mercado siga actuando para que estas empresas sigan haciendo negocios sin inversiones adecuadas y con arreglos a medio camino, deficientes. Además, tercerizan servicios y precarizan a los trabajadores. Entonces, el Estado debería dejar de subsidiarlas y directamente tomar el control de las mismas. Necesitamos un Estado empresario. Aprovechando el conocimiento científico sobre energía y los recursos naturales con los que contamos en el país”.

Por ultimo planteó que “la energía nuclear es mucho menos contaminante y al mismo tiempo la menos explotada y considerada como alternativa. Faltaría una decisión política para generar cambios beneficiosos”.

La cuestión de estatizar los servicios públicos es algo que surge en la agenda política y a veces mediática, pero el tema queda ahí, se va, como cuando el sol deja de calentar en verano.

Fotografía: Clarín.-