«Nosotros sabemos que es cuestión de tiempo para que vuelvan»

La frase es de Cachi, uno de los referentes de los Impresentables de Flores, la murga que ensaya todos los sábados en el Patio Porteño de Donato Alvarez. Recientemente, recuperaron el predio, luego de una usurpación de ocho meses. En esta entrevista, nos cuenta cómo fue ese proceso y las posibilidades que vuelva a ocurrir un hecho similar.

La murga de Flores que ensaya en el Patio Porteño.

La Comuna 7: ¿Hace cuánto que los Impresentables utilizan el Patio Porteño?
Cachi: Nosotros estamos en el Patio Porteño desde el 2007. Estuvimos en otras plazas de Flores. Estuvimos en la Plazoleta de Membrillar, después estuvimos en Varela y Directorio, después en Lautaro y la autopista, en el patio de los lecheros, hasta que llegamos en el Gobierno de Telerman aquí. Esto era una fábrica, hubo un pedido de derrumbe y lo transformaron en patio porteño. Se presentó la idea de hacer un patio murguero basado en los cuentos de Dolina, de “Crónica del Ángel Gris” y ahí se pusieron en contacto con nosotros y participamos de la remodelación del lugar. Y el día de la inauguración, bailamos como representación de las murgas de Capital Federal. Y se nos dio la llave del lugar para poder utilizarlo nosotros como actividad cultural del barrio y de las murgas. Y a partir de ese día, estamos ensayando todos los sábados hace 9 años.

La Comuna 7: ¿Cómo es el procedimiento que los habilita a usar el predio?
Cachi: Cuando asume Peña firmamos el padrinazgo de la plaza hace un par de año, donde nos comprometíamos a cuidarla y usarla responsablemente, y a hacer el mantenimiento. Hace un mes le presentamos una carta formal porque nos convertimos en Asociación Civil, y le pedíamos apadrinar el espacio nuevamente de una manera más oficial. Nosotros no tenemos constancia del apadrinamiento. Queremos una constancia formal con una firma y un sello del Gobierno de la Ciudad donde diga que somos padrino. Aparte, para hacer eventos culturales y para hacer colectas y donaciones como ya hicimos muchos años ahí. Y hacerlo de una manera más formal que ahora somos Asociación Civil. Queremos tener el papel para ponerlo en nuestro legajo y en nuestro libro de actas.

La Comuna 7: ¿Qué fue lo que ocurrió en la plaza estos últimos meses?
Cachi: La plaza estuvo intrusada durante 8 meses más o menos, y los únicos que podíamos acceder a la plaza éramos nosotros por una cuestión de superioridad numérica hacia la gente que era intrusa. Nosotros llegábamos y ellos se iban de la plaza. Y después, toda la semana ellos estaban ahí: rompieron las luces, prendieron fuego los árboles y los bancos, destrozaron la plaza. Al final, pudimos recuperar la plaza.

La Comuna 7: ¿Cómo fue el proceso de recuperación?
Cachi: Nosotros tuvimos reuniones con el Ministerio de Seguridad, reuniones con el Ministro de Seguridad, el Ministro de espacios públicos, estuvimos en la Legislatura, en la jefatura de gobierno. Y logramos que a través de un fiscal se haga un allanamiento en base a una orden de desalojo, y fue la policía y desalojo.
El espacio estuvo bajo llave y enrejado siempre porque esta es la tercera intrusión que tiene. El problema es que en el paso a nivel donde está el Patio hay 4 comisarías. De un lado está la 38, cruzando la calle la 50, cruzando la vereda es la 13, y del otro lado es la 12. Y ninguna comisaria se hace cargo, y por si fuera poco, como pasan las vías del ferrocarril, te dicen que es de Gendarmería. 5 jurisdicciones y nadie se hace cargo. Entonces, la gente que lo toma sabe esto porque los que lo tomaron antes era gente que vivía en la fábrica. Después que logramos desalojarlos, vinieron los que estaban en el asentamiento debajo del puente en Caballito. Y logramos sacarlos de nuevo. Y los que estuvieron hasta hace poco es un grupo de trapitos de Munro, Merlo y Bajo Flores. Todo el tiempo se asientan porque nadie los va a sacar porque cuando llamas a la policía se empiezan a pasar la pelota. Entonces, tuvimos que ir al Ministerio de Seguridad de la Nación, conseguir una orden de un fiscal de La Nación. Tuvimos que hacer un lío bastante grande para que haya un desalojo formal. El último tiempo se estaba poniendo pesado porque había armas de fuego, drogas, armas blancas y nosotros tuvimos millones de inconvenientes de todo tipo, igual que todas las intrusiones anteriores. Pero esta vez tomamos la decisión de no involucrarnos porque nos pareció que 3 desalojos de parte nuestra era un abuso, cuando nosotros hacemos una actividad artística, no somos una patota. Nos cansamos de ser los que solucionábamos todo y cuando pedíamos un poco de luminaria en la plaza, no había y tuvimos que pagar de nuestros bolsillos un electricista para que ponga las luces, para fumigar. Nos empezó a molestar un poco que tengamos que hacernos nosotros cargo cuando no nos corresponde. Aparte, como nos dijo una vecina, “ante cualquier quilombo van en cana ustedes”. Y como le dije tanto a Peña (el jefe comunal) como a los comuneros: “esto termina con un muerto”. Es terrible. Nosotros tenemos chicos chiquitos y tuvimos que llevar a un nene al hospital porque se cortó con las botellas rotas que dejaban para que no podamos ensayar. El padre se puso loco, los quiso ir a buscar y ahí frenamos la pelota y dijimos BASTA. No ensayamos más ahí y comenzamos a presionar a la gente del Gobierno para encontrar una solución.

La Comuna 7: ¿Qué garantías tienen de que esto no vuelva a pasar?
Cachi: Nosotros sabemos que va a ver otra más. Lo sabemos porque conocemos a toda la gente que para por el barrio y es el refugio ideal. Y lo saben todos. Supuestamente, iba a haber un consigna en la esquina para que no vuelvan los trapitos que son los que habían tomado la plaza porque mientras tengan el negocio los trapitos, van a volver porque tienen su fuente de dinero ahí. El consigna duró dos días. Ya no está más. Nosotros sabemos que es cuestión de tiempo para que vuelvan.

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