La olla de los scouts y militantes

El grupo scout Bernardino Rivadavia y Flores Solidario se juntaron para dar a una mano a quienes más lo necesitan con un plato de comida de caliente o con una prenda de ropa de un ropero solidario.

Mariano López Toscana es docente de historia en nivel medio y scout desde que tenía 6 años. A  los 20 años pasó a ser dirigente de la organización Scout Bernardino Rivadavia. Un espacio con mucha historia. Funcionan hace 97 años. Los scouts de la calle Condarco en Flores Norte es el segundo grupo más antiguo de la Ciudad de Buenos Aires y el quinto a nivel país. Quien haya pasado alguna vez por la estación de tren de Flores los tiene que haber visto.

“El movimiento scout pasó por diferentes etapas, primero se lo asoció mucho a lo militar, y después a la iglesia. Nosotros como quedamos separados de ambos lugares, la llevamos un poco mejor. La idea central es que los pibes y las pibas crean en algo. Que tengan valores de la vida, uno de los más importantes es el compartir”, comienza aclarando Mariano.  Aprender que hay un otro, para ayudar. Cumplir promesas voluntarias con valores de cuidado y respeto dando un servicio a los demás, “y todo el tiempo se aprende haciendo”.

Los chicos y chicas desde los 5 años hasta los 21 son los protagonistas a quienes se los incentiva, y los adultos son los voluntarios, nos detalla. “En este contexto, los chicos continúan juntándose virtualmente vía Zoom y por grupos etarios los días viernes y sábado por la tarde”, agregó. Sin embargo, surgió una movida solidaria y así no las contó: “Por el mes de abril lanzamos una olla popular entre los adultos del grupo. Los dirigentes nos movemos con los autos y vamos a buscar las cosas para la olla. Todos están haciendo algo, consiguiendo donaciones de alimentos, y ropa para el ropero que tenemos los días viernes. En el mismo día y horario que la olla. El proyecto, el de la ropa, surgió desde la iniciativa de dos pibas de 16 y 17 años. Se juntaron pibes que tienen muy buena onda entre sí con otros de la organización Flores Solidario. Es un proyecto en conjunto que forma parte de la dinámica scout. Antes de la pandemia habíamos trabajado asociativamente con Flores Solidario. Por ejemplo para el Día del Niño, proyectos solidarios para ayudar a las inundaciones del litoral los últimos tres años, etc. Con las ollas estamos los miércoles en Fray Cayetano 195, laburamos en conjunto con el SUTERH (Sindicato Único de Trabajadores de Edificios de Renta y Horizontal) también, en el campito de la Escuela Urquiza, que está sobre Yerbal. Y los viernes estamos en la sede de los Scouts en Condarco 206. Los miércoles estamos dando 80 platos y los viernes 120. Es un montón. Damos 4 comidas calientes y las sacamos al tupper. Fideos con tuco, guisos de arroz, de lentejas, y polenta. Las cuatro comidas tienen proteínas, porque le ponemos o pollo o carne. Le estamos sumando fruta o postre, unos amigos no dan una mano con eso. La gente que se acerca en general no está en situación de calle, más bien es gente que vive en hoteles, de por ahí, que es changarín, vendedor ambulante, que se quedaron sin laburo. Además de dar de comer y de ayudar, está bueno charlar con la gente y saber que cada uno y una tiene una historia. Este sea quizás sea el aprendizaje más grande”.

Hacia el final de la charla Mariano nos contó una anécdota que lo hizo emocionar y que ilustra de alguna manera las vueltas de la vida: “Una chica que se acercó un día a buscar comida me mira y me dice: disculpe, usted es Mariano’, y le contesto: ‘Sí’. Yo fui alumna suya de scout hace 20 años me dice ella. Acá ando, mal, me dijo la piba, pero así como ustedes me dieron una mano cuando yo tenía 7 años me la están dando ahora”. Se hizo un silencio. “El marido se quedó sin laburo, ella también, y no tienen un mango. La ayuda parece a veces no alcanzar nunca. Mientras tanto nos pusimos en acción”, sentenció.