Jueves 07 de Noviembre del 2024

La Gendarmería en una escuela

Diversas organizaciones sociales y comunitarias realizaron un “abrazo” a la Escuela Media N° 3 del […]

Publicado el 6 octubre, 2022 por Nicolás Rosales

Diversas organizaciones sociales y comunitarias realizaron un “abrazo” a la Escuela Media N° 3 del Distrito Nº 19 “Carlos Geniso” ubicada en la calle Agustín de Vedia 2519 del Barrio Illia en el Bajo Flores luego de un episodio de violencia que involucró a familias de la institución y esta fuerza de seguridad. 

El ingreso de la Gendarmería a la Escuela Media N° 3 del Distrito Nº 19 “Carlos Geniso” en un número desmedido de gendarmes se dio en el marco de un conflicto entre familias no resuelto. Una de ellas entró a la escuela, una docente logró interponerse y la terminaron agrediendo.

Más específicamente y según supo LC7, una familia de una estudiante amenazó a otra. Entre la salida y entrada de profesores y estudiantes del turno mañana, la familia logró imponerse por la fuerza y entrar al colegio. La versión que circuló es que había adultos con armas de fuego y armas blancas.

Para Griselda Galarza, vicedirectora de la institución y referente de la Red de docentes, familias y organizaciones del Bajo Flores, el tema del diálogo en estas circunstancias es algo que resulta corrido de la escena. “Pareciera que la única manera de resolver los conflictos es mediante la violencia”, dijo a este medio y la diferencial aquí fue que se dio en una escuela y que se generó una situación de miedo.

La Comuna 7: ¿En qué contexto sucedió el episodio?

Griselda Galarza: Es un contexto de creciente violencia en el barrio, y que es algo que nosotros venimos visualizando y problematizando tanto como comunidad educativa como con el resto de la comunidad del Bajo Flores. A principios del 2021 convocamos a una mesa de diálogo donde participaron varios organismos del estado, entre ellos, los Ministerios de Seguridad de Ciudad y Nación, el Ministerio de Protección de Derechos, y algunas otras instituciones que trabajan con niños y adolescentes. En ese momento se solicitó la implementación de corredores o senderos seguros para que los y la pibas puedan hacer el recorrido de sus casas a la escuela y viceversa de forma cuidada. Sin embargo, las reuniones no dieron resultado porque se cayó sobre un punto repetido: la cuestión jurisdiccional entre la Nación y Ciudad dentro de la ex Villa 1-11-14 actual barrio Ricciardelli donde confluyen distintas fuerzas de seguridad como Gendarmería con un traspaso absolutamente postergado hacia la Policía de la Ciudad. Es algo que a nivel estructural no se ponen de acuerdo. Tampoco existe una planificación de cuidado hacia el territorio de manera efectiva. En octubre de ese mismo año, en una interna barrial mataron a un estudiante del EMEN. Este año murió un niño cuando salía de la escuela sobre la Perito Moreno en una situación de robo donde lo apuñalaron. Luego, tuvimos una seguidilla de desaparición de pibas por las redes de trata de personas. Todo esto, tiene que ver con la sedimentación de determinadas lógicas dentro del territorio. Quiero decir que, ante la ausencia de dispositivos públicos estatales, el territorio se autorregula. Los cuidados espontáneos y comunitarios no alcanzan. La irrupción del hecho de violencia en la escuela deviene de estas situaciones descritas. Hay que señalar que los pibes y las pibas son víctimas de esta lógica de violencia de estos conflictos interbarriales.

LC7: ¿Cuáles son las claves para encontrar un intento de solución al conflicto de fondo?

GG: El otro día escuché una intervención del obispo Gustavo Carrara en la Legislatura y dijo algo interesante respecto a la mirada y prejuicios que se tiene sobre los sectores populares y por quienes habitan el barrio Padre Ricciardelli. Porque no hay un reconocimiento sobre quienes viven allí, y que son las personas que muchas veces construyen tu casa, o son los que consiguen la verdura, o cosen la ropa en los talleres textiles. Es, en definitiva, el entramado de la economía popular de la gran ciudad. A pesar de ello, aún este sector queda marginado ante determinados derechos. Por eso la integración de los sectores populares a una economía formal y a una vida comunitaria y social que dignifique su existencia resultan claves. Y para que esto suceda, hacen faltan decisiones políticas que dejen de mirar la pobreza como un estado de ánimo. Hay que dejar la indiferencia. La pobreza no está afuera, está adentro, en la medida que como sociedad, no podemos incluir.

LC7: ¿De qué se trató el «abrazo» días después? ¿Qué simbolizó para la comunidad involucrada?

GG: El abrazo significó por sobre todo solidaridad con los compañeros que estuvieron en el momento del hecho y que quedaron sensibilizados y dolidos. El abrazo, tuvo como lema: “Nunca más la violencia como camino”. Tiene que ver también con poder disputar ciertos sentidos que se instalan como inamovibles. Ahí la escuela viene a cumplir un rol fundamental. Hay por otro lado una lógica de la narco criminalidad en los barrios de esta parte, o la trata de personas. Quienes trabajamos con la comunidad, tenemos que reflexionar y combatir para entender que otras formas son posibles: con la solidaridad y el sentido de lo comunitario. Exigiendo además, que hay que hacer y actuar sobre estas problemáticas profundas.

Por último, Griselda Galarza también contó que se sucedieron otras movilizaciones de vecinos y vecinas autoconvocados para pedir más «seguridad» y que marcharon por el barrio haciendo algunos cortes en las calles.


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