Sábado 21 de Diciembre del 2024

“El pasado de Flores hay que rescatarlo”

Un grupo de vecinos está armando el Observatorio del Patrimonio Histórico Cultural del Barrio de […]

Publicado el 18 octubre, 2016 por Fernando Zuker

Un grupo de vecinos está armando el Observatorio del Patrimonio Histórico Cultural del Barrio de Flores con el fin de preservar lugares históricos de la comuna y así difundir la memoria sobre sus distintas épocas. En esta entrevista, Oscar Curcio, uno de sus integrantes, cuenta más detalles del proyecto y algunas de las historias del barrio.

LaComuna7: ¿Cuál es el objetivo del observatorio?

Oscar Curcio: El objetivo del observatorio es ocuparnos del patrimonio, tanto histórico como cultural. Tratamos de cuidar y conservar el patrimonio de Flores, que se está viniendo abajo. Flores cambió, no es ni por equivocación lo que era antes. Todos los florenses lo queremos, pero no hay que dejar de reconocer que el barrio perdió en calidad, es otra cosa, es distinto. Flores  siempre fue el punto de reunión de la zona oeste. La gente de Caballito, de Floresta, venía para acá. El barrio tenía buenas confiterías, lugares para bailar y eso poco a poco fue desapareciendo. Con la llegada del subte empezó la locura de tirar abajo y empezar a edificar para vender cerca de las nuevas estaciones. Era amigo de una familia de gente mayor que tenía un caserón hermoso en la calle Artigas al 400, pero cuando falleció el último heredero directo los buitres de las inmobiliarias cayeron y ahora es un edificio. Con los chicos del comité de Bonifacio (Ateneo 26 de Julio ECO-UCR) surgió la idea de hacer algo para ver si podemos ir preservando lo poco que queda, pero el proyecto es apartidario. Particularmente estoy haciendo una línea del tiempo del barrio de Flores, tratando de ubicar una casa que se identifique con cada época. Y ya quedan pocas. Si nos quedamos sin eso, es difícil,  porque al fin y al cabo es nuestro pasado. Por ejemplo, acá había una costumbre, en el último cuarto del siglo XIX, se construían las casas mirando a las vías, como puede ser la Marcó del Pont. Eso se hacía porque una de las diversiones que tenían era tomar el té mirando pasar el tren. Es todo una marca. Si desaparecen esas dos o tres casas que quedan nos quedamos sin una foto para pegar en esa línea del tiempo que pensamos hacer. Eso te define una época. Aparte Flores tiene un montón de cultura. Habitaron muchos artistas en la zona. El escudo de Flores tiene entre sus símbolos un libro porque este barrio era cuna y lugar de reunión de escritores. El pasado de Flores hay que rescatarlo.

LC7: ¿Hace cuánto que empezaron y cuántas personas forman parte del proyecto?

OC:Es muy embrionario esto. Hace 4 meses que estamos. Somos 2 muchachos, una chica y yo. Ya de hecho presentamos un pedido de no innovación sobre un caserón en la calle Bacacay y Nazca y lo estamos siguiendo. El observatorio surgió para suplir una necesidad. Hoy en día hay un montón de necesidades. Como no hay nadie en ese tema, entonces decidimos ocuparnos nosotros. Si no  tomamos en cuenta este tema dentro de poco no queda nada. Los vecinos nos estamos moviendo. Lo que pasa es que todo el tema de defensa de la historia de cada uno de los barrios surgió hace poco. Toda esta sana fiebre de mantener un poco el pasado, de ocuparse del barrio surgió ahora. Antes no se le daba importancia. Las organizaciones que se ocupan de evitar demoliciones surgieron todas ahora, hace diez o quince años.

LC7: ¿Cómo sería la relación del observatorio con el desarrollo inmobiliario de los últimos años?

OC: La idea no es generar conflicto. Hay un montón de casas para tirar abajo que no son tan representativas. Nosotros estamos focalizados en aquellas que conforman el patrimonio. Tratamos de conservar aquello que representa un momento puntual en la vida del barrio. Pero no de mantener todas las casas viejas. Tampoco queremos hacer una defensa de todas las casas viejas. El tema es selectivo y representativo. Tienen que ser aquellas que nos dejen algo o que representen algo.

LC7: ¿Qué es lo que destacas del barrio?

OC: Flores es uno de los pocos barrios, o el único, al que le va quedando eso de haber sido rural para convertirse en urbano. Hay que rescatar el concepto de rural. Se piensa que el campo estaba allá lejos. El campo estaba acá. Las cosas fueron creciendo a medida que fue llegando más población. Después fue cuna de los inmigrantes, que es lo que nunca se muestra de Flores. El Bajo Flores no figura en los tours. Todo pasa allá en el casco histórico y esa es sólo una parte. Rodeando el casco histórico hay otras cosas. En todo momento Flores fue primordial. A fines del siglo XVIII y principios del XIX, Flores era el proveedor de las frutas y hortalizas para la zona fundacional. Flores era parte del Camino Real, y fundamentalmente, hay una cosa que mucho no se mira o no se conoce, pero si vos mirás la avenida Rivadavia a partir de Caballito, empieza una pequeña loma, que prácticamente es invisible a los ojos. Esa pequeña elevación hizo que fuese una zona que estuviese rodeada por arroyos, el Maldonado y el Vega, que cuando desbordaban fertilizaban sus costas, entonces se generaba un crecimiento que no se conformaba en otras zonas. Así que, ya desde el momento en que empezó a ser proveedora de alimentos para el casco fundacional del centro, Flores tomó importancia y nunca decayó. Después, la participación de Flores en todo lo que es la independencia también fue importante. Acá estuvo la sublevación de (Hilario) Lagos, la firma del Pacto de San José de Flores y se promulgó la Constitución del año 1853 en la casa de los Unzué.

LC7: ¿Y siempre fue un barrio popular?

OC: Ojo, popular no. Flores al contrario, se creó como un barrio elitista, fue una zona elitista. Porque acá con la llegada del tren, las familias terratenientes vinieron a Flores a poner sus grandes casonas de veraneo, de descanso, ayudados también por el tema del clima. Acá hubo tres zonas importantes del clima para aquellos que tenían problemas de tuberculosis: Flores, Castelar y Córdoba. Eran las tres zonas más saludables para la recuperación. De hecho, hay un litigio sobre dónde murió Remedios, la esposa de San Martín. Su familia vivía en Parque Patricios.  Pero acá en la calle Pedernera, Bernabé, su hermano, tenía un par de terrenos y ella venía acá por el clima. Hay quienes sostienen que Remedios murió en Flores y están los que rebaten ese tipo de deducción, lo cual es completamente viable, porque teniendo una casa tan importante como ellos tenían en Parque Patricios, acá vendría un par de días a la semana a oxigenarse. Pero en aquel entonces toda esa zona de Parque Patricios pertenecía a Flores. Entonces, haya fallecido en la casona de Pedernera o en el Parque Patricios actual, Remedios falleció en Flores. Ahora, en qué parte de Flores no sabemos. Por otro lado, Flores y Parque Chacabuco fueron muy receptores de la inmigración, sobre todo después de la epidemia de 1871. Entonces hubo que crear una serie de comodidades y de establecimientos que fueran propios para esa cantidad de gente que venía con una cultura completamente distinta, para asociarlos a la vida del país con la educación, que era fundamental. Por eso, en Flores hubo muchas escuelas muy importantes. Escuelas de más de cien años. Cosa que sólo se encuentra en el centro y acá. Eso define el perfil de Flores en cuanto al nivel de gente que venía. No a nivel económico, sino al nivel de interés cultural y de crecimiento de la educación.


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