Desde el 2007 funciona un grupo de titiriteros en el Hospital Piñero conformado por adultos […]
Publicado el 1 septiembre, 2018 por Juan Bertrán
Desde el 2007 funciona un grupo de titiriteros en el Hospital Piñero conformado por adultos mayores. Mónica Schwartz, su coordinadora, nos cuenta de qué se trata.
La Comuna 7: ¿Cómo surgió y cuándo empezó este proyecto?
Mónica Schwartz: Nuestro trabajo se desarrolla desde el año 2007. Empezamos perteneciendo a la unidad de Geriatría y Gerontología del Hospital Piñero y está dirigido a adultos mayores que transitan un envejecimiento normal. Actualmente, dependemos de la división de Salud Mental, que es de donde dependen los profesionales de planta que coordinan este grupo. Actualmente está formado por una terapista ocupacional, que soy yo, dos musicoterapeutas, Gabriel Abramovici y Mariano González, Beatriz Calvo, que es antropóloga del Área Programática y María Susana Afflitto que es licenciada en Expresión Corporal pero que trabaja ad honorem desde el inicio del grupo. El trabajo nuestro del equipo, interdisciplinario, es un trabajo donde compartimos mucho. No hay esas jerarquías que marcan situaciones de tirantez. Acá las ideas se comparten entre todos.
LC7: ¿Cómo organizan el trabajo y qué objetivos tienen?
MS: Proponemos la modalidad de trabajo grupal. Consideramos el hacer de cada sujeto desde la dimensión histórico ocupacional, o sea, de dónde viene, hacia dónde va, cuáles son sus elecciones en particular. Creemos que todo lo que hacemos no es un acto aislado, sino que es un acto lleno de intenciones, de voluntades, de deseos, de necesidades y propendemos a la construcción de un saber hacer inserto en las prácticas, en las relaciones y en las experiencias del cotidiano, mejorando la calidad de vida conforme a un concepto de salud ubicado en un contexto social. Nosotros vamos con un guión que arman nuestros abuelos. Ellos traen las propuestas y nosotros las encaminamos de acuerdo a la especialidad de cada uno de los profesionales. Pero nunca, aunque sea el mismo guión, nunca las presentaciones son lo mismo, porque tenemos un público que demanda otras cosas y sobre eso lo vamos cambiando y van apareciendo cosas nuevas por los niños del público que son producción pura. Así que ellos proponen y uno responde en función de eso. Nunca aunque básicamente el guión sea el mismo, nunca es la misma obra en cada uno de los jardines a dónde vamos. Cada uno tiene su sello particular. Nuestros objetivos son promover el cuidado primordial de la salud, el desarrollo artístico como potenciador de recursos personales y las acciones en la comunidad, propendiendo a la aceptación en la dimensión social.
LC7: ¿Cómo comenzaron a trabajar las presentaciones?
MS: El grupo comenzó a trabajar desde el taller de relato donde surgió la idea de narrar historias, jugar, inventarlas, recordar otras y tener en la memoria esos cuentos que fueron pasando de generación en generación en las familias de cada uno de los integrantes. Como desarrollo grupal, surgió el interés de contar cuentos a los niños y devino en la creación de una representación de títeres. El títere es un objeto construido para la escena, para la acción dramática, para ser animado a través de diferentes técnicas. Con este entusiasmo las ideas se ponen en marcha, se empieza a elaborar nuestra primera historia, se confeccionan los títeres y se construye nuestro primer retablo. En esta puesta en escena confluyen la plástica, la escenografía, el arte dramático, la literatura, la música, la expresión corporal. Los títeres como recurso lleva a este grupo de adultos mayores a nuevos aprendizajes, facilita la comunicación, favorece la seguridad, la autoestima, potencian su creatividad y refuerzan su autonomía y ofrecen la posibilidad de compartir una dificultad, pedir ayuda, encontrar un modo de resolverla. Muchas veces haciendo uso del humor, que es un ingrediente indispensable a la hora de amigarse con las limitaciones. Y concluyen afirmando su identidad de pacientes integrantes de un grupo, devinieron en talleristas y ahora se proclaman titiriteros. Hemos participado en los encuentros que organizaban hace muchos años las voluntarias del hospital, nos sumamos a su acción en los festejos del día del niño, participamos en las salas de espera del hospital y de los centros de salud y de acción comunitaria del Área Programática, en jornadas, congresos, en lo que hoy es el programa del ProGeSa (Programa Gerontológico de Salud), que es una red de gerontología donde intervienen todos los hospitales y centros de salud que están trabajando con adultos mayores en el ámbito del Gobierno de la Ciudad. Desde los inicios del 2011, comienza a desarrollarse un proyecto definido como intersectorial de salud y educación pública, con el área de educación inicial del área de gestión pública del Ministerio de Educación del Gobierno de la Ciudad, y particularmente con los distritos 8 y 11 a los cuáles pertenecen los jardines de infantes con los que trabajamos, situados en los barrios de Flores Sur, Villa Soldati, Parque Chacabuco.
LC7: ¿Cómo se trabaja con un adulto mayor que recién ingresa al grupo y a ser un titiritero?
MS: Primero hacemos como un entrenamiento previo para que las articulaciones estén un poquito más aceitadas. Tratamos de que cuenten un poco sus cosas, entonces, no se sienten en ocasión de examen. Empiezan haciendo lo que pueden y como pueden, no hay una cosa de exigencia que tiene que salir perfecto. Entre ellos se ayudan muchísimo y es más fácil entre pares. Esto se hace desde el punto de vista de compartir, no como una cosa de competencia. Al principio dicen: “La verdad nunca en mi vida me imaginé que iba a estar en un teatro de títeres”, y sin embargo, lo han logrado y con éxito y concurren todos los miércoles cuando nos reunimos con un entusiasmo que contagia.
LC7: ¿Cómo definirías la relación arte y salud?
MS: Consideramos el arte como un instrumento de cambio subjetivo para conservar y acrecentar condiciones vitales como generar posibilidades inéditas y como tal un dispositivo para poder envejecer. La producción artística en nuestra comunidad es nuestro punto de llegada de todo nuestro trabajo y un agente de aceptación que propende al bienestar y a la satisfacción vital, logrando un afrontamiento positivo en el proceso de salud y enfermedad. Estamos convencidos de que el trabajo compartido en estos encuentros intergeneracionales permite a los niños y a los adultos mayores construir una identidad portadora de sentido y concretizar el derecho de los adultos mayores a seguir siendo miembros activos de la sociedad. Se crea un puente intergeneracional que produce un hecho cultural como transformador social. Consideramos desde ya el arte como nuestra herramienta para lograr estos objetivos vinculados a la salud, superar estereotipos, prejuicios acerca de los adultos mayores. Ellos están haciendo ejercicio de todas las funciones cognitivas en un espacio de juego y que da resultados porque es un fluir de ideas, de recuerdos, de letras, de guiones. A través del arte logramos el objetivo de promover la salud. El arte es transformador, es salud, es nuestro objetivo y lo demostramos a lo largo de todo este tiempo que estamos trabajando.
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