José Massaroli es dibujante y guionista de historietas desde hace décadas. Tiene 66 años, Nació […]
Publicado el 27 agosto, 2019 por Nicolás Rosales
José Massaroli es dibujante y guionista de historietas desde hace décadas. Tiene 66 años, Nació en Ramallo. Su oficio lo trajo a la gran ciudad. Hoy, es vecino de Flores y podría ser declarado personalidad destacada de la cultura. Una charla en profundidad para conocer más al reconocido historietista.
La Comuna 7: ¿Qué es ser un historietista?
José Massaroli: Siguiendo el ejemplo de Hugo Pratt, somos los que en determinados momentos hacemos dos cosas, es decir: que escribimos la historia, el guión, y luego lo dibujamos. A diferencia del dibujante de historieta, como lo he sido y lo sigo siendo, que interpreta el guión de otra persona, de un guionista. Lo ideal es, si uno tiene la inquietud, hacer las dos cosas. Siempre me interesó dibujar mis propias historias, y cada vez que puedo lo hago.
LC7: ¿Por qué tus obras se centran en personajes del interior de la historia argentina?
JM: Eso tiene que ver con mi historia personal. Yo soy un tipo del interior, del interior cercano. Soy de Villa Ramallo que está a 200km de la capital. Cuando yo era chico, Buenos Aires era una cosa remota. Por eso yo estudié dibujo por correo, cuando tenía 10 años. En esa época, yo leía las historietas de Paturuzú, me llegaba por ejemplo el Paturuzito semanal que traía una historieta gauchezca que se llamaba “El Huinca” dibujada y escrita por Enrique Rapela (quien se conoce como aquel que introdujo de forma masiva este tipo de historias) que era buenísima, era un westerm gauchesco. También leía “El Cabo Savino” de Carlos Casalla. Y una de las experiencias más lejanas que tengo, de muy chico, de haber ido a ver “El Circo criollo”, que al final tiene una obra gauchesca , en ese caso era “Hormiga negra”, según la novela de Osvaldo Gutiérrez. Haber visto a esos gauchos a caballo, los entreveros, era muy realista, y creo que todo eso me impactó mucho.
LC7: ¿Cuáles son tus orígenes?
JM: A los 18 años me vengo para Buenos Aires, para estudiar en el Instituto IDA, por consejo de Quino, que por carta le había aconsejado a una bibliotecaria de la secundario donde yo estudiaba que hiciera Bellas Artes o sino el Instituto. Luego, ya instalado, empiezo a hacer historietas. Primero con García Ferré y enmás adelante en la editorial Columba. Empiezo a formarme más cuando empecé a trabajar como ayudante de dos historietistas, Chiche Medrano y principalmente con Lito Fernández. Con García Ferré paso a formar parte de un equipo que dibujaba las historietas de, “Las aventuras de Hijitus” y “Las desventuras de “Largirucho”. Desde el primero momento que recibí el diploma de las Escuela por correo a mis 10 años, me lo tomé muy en serio. Entonces yo todos los días dibujaba una página de una historieta, el guión lo iba haciendo sobre la marcha. Eso me dio cierta práctica, y muchas de esas historietas las traje a Buenos Aires cuando vine, las mostré en algunas editoriales. Al principio no aparecía lo gauchesco, hasta que el año 1983, yo ya trabajaba en la Revista Caras y Caretas, la revista empieza a declinar, y empieza a buscar otras fuentes de trabajo, ahí se me ocurre dibujar el comienzo de una tira sobre Juan Moreira. En la actualidad doy charlas de cómo se fue desarrollando el mito de Juan Moreira, incluso hasta llegar a la ópera, el ballet, obras de títeres, de teatro, películas, etc. Recorre todos los géneros. El día que retiro los originales de esa tira, cerca de ahí estaba el diario “La Voz”, y se me ocurrió ya que estaba, pasar. Caí en un buen momento, porque a partir de ahí me piden hacer una página por día de Moreira. Trabajé dos años en el diario y fue el espacio adonde pude hacer todas estas historias, tuve muchas libertades para trabajar. Ellos me decían: “y ahora que quiere hacer…”, porque después de Moreira conté la historia de Manuel Dorrego, de Facundo Quiroga y luego el Chacho Peñaloza, una detrás de otra. Más allá de lo gauchesco, a partir de Dorrego, me empiezo a interesar más por lo histórico. Empiezo a investigar, buscar y leer mucho más sobre estos personajes. En 1985 el diario cerró. A partir de todo este trabajo empiezo a tomar una posición política, a favor de los federales.
LC7: ¿Cuáles son las mayores satisfacciones que te ha dado este oficio?
JM: Muchas. La primera es vivir de lo que a mí me gustaba hacer. En un pueblo chico como el que yo vengo no había mucho futuro para quien quería dibujar y yo no quería hacer otra cosa. Si no me hubiera dedicado a la historieta nosé a que me habría dedicado. El porvenir que mi madre me auguraba era entrar a trabajar en el Banco. Pero no, yo me salí con la mía por suerte. El personaje que más satisfacciones me dió se llama “Orquídeo Maidana” , que es un guapo en tono humorístico inspirado un poco en la Milonga de Borges, de Jacinto Chiclana, donde lo pude hacer en la Revista Caras y Caretas primero, y luego en la última etapa del diario La Voz. Lo publiqué en libros, y es un personaje al que siempre vuelvo. La otra gran satisfacción fue Juan Moreira, donde hice la historieta que yo quería hacer, tomado a Hugo Pratt un poco como modelo. Más cerca en el tiempo, haber hecho la Guerra del Paraná donde cuento la historia de la Vuelta de Obligado. Esto lo hice entre el 2012 y el 2017, me llevó varios años. Es una trilogía, el primero cuenta todo lo que ocurre antes de Obligado, el segundo es la batalla misma, y el tercero es lo que viene después que es la mejor parte. Porque es donde los nuestros arrasan con la tropa enemiga y terminan obligando prácticamente a los invasores a irse. Esto lo hice con Ediciones Fabro, una editorial muy interesada en el pensamiento nacional.
La Infancia
José vivió los años más difíciles en Buenos Aires. Dibujó para el conocido Oesterheld. Admite que vivió con cierta inocencia esta época, y que fue tomando conciencia de a poco. “Empezaron a perseguir a los dibujantes con los falcons”, recordó. En sus primeros años en la gran ciudad vivió en un hotel en Tacuarí y Belgrano (Montserrat), lo cual le permitía ir caminando a la editorial de García Ferré donde trabajó. También caminaba luego hacia la editorial Columba y a la escuela adonde estudió dibujo. Luego volvió a Ramallo por dos años, mientras trabajaba para editoriales de afuera: de Italia, de Inglaterra, entre otras.
Recibía los guiones, y el dibujaba creando el ambiente donde se desarrollaba la historia. Después se mudaría a Flores. “Después de la etapa de la Razón, trabajé haciendo dibujos animados para Hanna Barbera. Allí también se hacían historietas para Walt Disney. En 1995 a través de un ‘agente’ trae la posibilidad de dibujar al Pato Donald para una editorial de Dinamarca. Gané bien con este trabajo, y lo mantuve durante 15 años. Durante esta etapa crié a mi familia, todos mis hijos crecieron mientras yo hacía al Pato Donald”, confesó entre risas.
El Vecino de Flores
“Al principio de todo llevé una vida bohemia, dormí durante un año en la Asociación de Dibujantes, hasta que pude alquilar en el hotel. En el 82 me vine a un hotel de Flores, en la calle Bogotá casi llegando a la plaza del Ángel Gris, después en Membrillar y Directorio y ahora sobre Bacacay”, dice José.
Massaroli se siente más cómodo con la naturaleza y nos comentó que lo urbano no es su fuerte. “Quizás el tema que menos me interesó siempre es la actualidad. Con el dibujo pretendo ir a otras épocas, lo demasiado real no me atrae, prefiero volar. Me interesó siempre la historieta de aventura y al aire libre, el mar, la selva. Hay dibujantes que dibujan para apropiarse de la realidad, y hay otros que somos aquellos que queremos evadirla”.
Para él, nuestro país se encuentra bien posicionado respeto al dibujo y la historieta. Volviendo a Flores, para José estaría bueno rescatar la historia y la cultura de esta parte de Buenos Aires. Mencionó al camino real, y los campos de aquella época. José ha dado charlas sobre los caudillos que dibujó, hasta lo han invitado al Instituto Juan Manuel de Rosas.
La iniciativa de mencionar al historietista como personalidad destacada de la cultura partió del hoy candidato a comunero por el Frente Todos Julián Cappa junto a la legisladora Paula Penacca quien presentó el proyecto. “Es algo que me honra muchísimo, me pone muy contento que exista esa posibilidad y les agradezco”, expresó con alegría José.
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