Jueves 21 de Noviembre del 2024

Cuando el barrio se enciende

El Colectivo Cultural Parque Chacabuco organizó la fogata en Cachimayo y Saraza. Tuvo como objetivo […]

Publicado el 12 julio, 2019 por Nicolás Rosales

El Colectivo Cultural Parque Chacabuco organizó la fogata en Cachimayo y Saraza. Tuvo como objetivo principal encender y defender la identidad barrial para poder recuperarla.

Para el viernes 21 de junio anunciaban lluvia. Por ende la propuesta y realización de la “fogata”, una excusa para encontrarse y compartir con la comunidad barrial, peligraba.

Por suerte, las nubes amenazantes de tormentas se fueron como por arte de magia. Casi como teniéndole miedo al fuego que se aproximaba. ¿O le habrán temido al cambio de estación?, ¿al solsticio? ¿O al año nuevo de los pueblos originarios? Quizás a todas estas razones juntas.

Lo cierto es que ese día, es el más corto del año, fue un momento para que los vecinos y vecinas de esa parte del barrio se junten para compartir.

Los concurrentes a la jornada, se manifestaron con entusiasmo y ansiedad por la quema del muñeco. Aquel que fue elaborado por niños y niñas de nivel inicial de las escuelas públicas de los alrededores.

Como marca la tradición popular, el muñeco recibió deseos. Frases de las cosas o situaciones que querían dejar atrás, para renovar energías. Un muñeco que luego sería fuego, y más tarde cenizas.

Un poco de música en vivo. Una merienda.  Sonrisas dibujadas en las caras padres y madres. También teatro clown. Payasos y payasas docentes de la Escuela de Arte Chacabuco que funciona de noche en la Escuela N° 10. Llamaron al fuego con una danza desenfrenada que despertó algunas carcajadas de chicos y grandes.

Luego, un grupo de percusión de la Escuela de Arte hizo bailar a todos y todas.

Antes se había desarrollado un taller artístico de escritura sobre “qué querés quemar”, para registrar lo bueno y lo malo que cada uno quiere que se vaya. Además de un taller de dibujo y pintura, uno de extensil.

Se hizo un mural. Estampados de posters con el logo de la fogata, colgaban de hilos entrecruzados entre los árboles de una de las veredas, otros ya tenían dueño, porque los asistentes se los podían llevar.

Gabriela Cano, coordinadora de la Escuela de Arte conforme con las actividades comentaba: “Venimos promoviendo la recuperación de las fiestas populares en los barrios, y la jornada de hoy tiene  que ver con el recuperar la calle y la cultura popular. La comunidad fue muy participativa”.

Martín D´Alessandro, uno de los organizadores y miembro del Colectivo Cultural Parque Chacabuco explicó algunos de los objetivos de la actividad, poniendo la mirada sobre el concepto de “identidad”.  “Como colectivo, esta es la primera fogata que hacemos en el barrio. Queremos recuperar las fiestas populares, encontrarnos en la calle. Recuperar la cultura y la identidad barrial. Que no se pierdan, porque vemos que hay una transformación muy grande en la ciudad y en el barrio. Nosotros acá lo vemos con la llegada de comercios, de nuevas construcciones”, dijo.

En este último punto se refirió a la llegada de las franquicias sobre la Avenida Asamblea, que le quitan lugar al minorista comerciante del barrio, el famoso proceso de “gentrificación” que no hace más que desplazar a las costumbres autóctonas, transformando los espacio urbanos supuestamente deteriorados.

“Se va corriendo la franja de casas bajas para traer nuevos edificios y nuevos habitantes. No nos parece mal esto,  sino que apostamos a esa identidad que supo tener el barrio. Queremos volver a integrar a las escuelas, a los clubes, organizaciones sociales y cooperativas con la comunidad barrial. Conformando una red que contenga a todos”, agregó Martín en esta línea de pensamiento.

Sin dudas que este tipo de eventos ayudan a la participación y a visualizar que hay una organización comunitaria, en beneficio de los barrios.  “Elegimos esta esquina en particular porque aglutina tres escuelas, la 10, 15 y 23 del Distrito Escolar 8. También participaron la UTE (Unión de Trabajadores de la Educación) que aportó la Biblioteca Ambulante Juanito Laguna, organizaciones políticas, sociales, culturales y los bomberos del barrio”, agregó.

La jornada había arrancado a las 16:30 cuando lo pibes y pibas salieron de la escuela. El muñeco de pronto se prendió fuego. Acompañado por el sonido que aportó otro taller de percusión de niños y niñas. Las miradas se concentraron en las llamas de la fogata, que crecía desde abajo hasta el cielo. La mirada atenta de un bombero a modo de precaución traía tranquilidad.

Se quedaron hasta el final. El bombero apagó el fuego y el humo invadió la esquina. Los sueños y deseos renovados volaron hechos cenizas con destinos inciertos, pero bien grabados en las retinas de los más pequeños. “Cuando el barrio se enciende es cuando se ve la verdadera identidad”, concluyó emocionado.

Historia, la fogata de San Juan

La Fiesta de San Juan, también llamada víspera de San Juan o noche de San Juan es la festividad del nacimiento de San Juan Bautista por parte del cristianismo el día 24 de junio. Algunos vinculan la festividad o algunas de sus celebraciones en ritos de origen pagano previos o ajenos al cristianismo.

En países europeos-mediterráneos la realización de hogueras de fuego suele ser un elemento habitual.

La llegada del solsticio de verano se celebra en toda la geografía española con ritos y tradiciones ancestrales. Algunos piensan que San Juan es la noche más corta del año (en el hemisferio norte) o la más larga (en el sur); aunque esto suele ocurrir el día 21 de junio; alargándose en ciudades la fiesta hasta el amanecer.

La noche de San Juan ha adquirido la magia de las antiguas fiestas paganas que se organizaban con el solsticio de verano.

El origen de esta costumbre se asocia con las celebraciones en las que se festejaba la llegada del solsticio de verano, el 21 de junio en el hemisferio norte, cuyo rito principal consiste en encender una hoguera. La finalidad de este rito era «dar más fuerza al sol», que a partir de esos días iba haciéndose más «débil», los días se van haciendo más cortos hasta el solsticio de invierno. Simbólicamente, el fuego también tiene una función «purificadora» en las personas que lo contemplaban.

Hoy esta tradición traída por los inmigrantes a nuestra ciudad, se replica en muchos barrios.


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