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Buscando la huella de la patria

Carlos Godoy es escritor, asesor político, docente y periodista cultural. En una extensa y amena […]

Publicado el 25 marzo, 2020 por Redacción LC7

Carlos Godoy es escritor, asesor político, docente y periodista cultural. En una extensa y amena conversación leyó algunos poemas, repasó sus últimas obras, y reflexionó sobre la construcción del concepto “patria”.

Las manchas. Nuestra tierra puede verse desde el cielo como dos manchas de un test de Rorschach, separadas apenas por un pequeño espacio en blanco. Los geólogos dicen que antes estaban unidas, formando una sola mancha aislada de otra gran mancha madre, ubicada hacia el oeste. De la que se desprendió millones de años atrás. Si nos concentramos en sus bordes irregulares, podemos ver que de tratar de unirlas, coincidirían como dos piezas de un rompecabezas. Los geólogos estiman que van a seguir separándose, pero al contrario de lo que sugeriría la lógica, no de este a oeste, sino de norte a sur. Hasta que un día ya no queden enfrentadas. Actualmente las manchas forman parte de algo, una cosa estable, homogénea, que podría llamarse provincia, o principado o simplemente zona. Digo actualmente, porque es probable que en un futuro cuando ya no estén enfrentadas, quieran hacer cosas distintas. Dejar de estar atadas a eso que las mantiene cercas, unidas e iguales.

Los inicios. Todas nuestras historias empiezan con una guerra. Nuestra tierra no tiene un descubridor, un conquistador como suele suceder. Nuestra tierra tiene varios conquistadores que vinieron de diferentes países, reinos o principados. Por eso, es que para nosotros la patria, no es la suma de recuerdos aislados en la memoria, como podría ser el sabor ácido de un fruto autóctono, un aroma traído desde la infancia, o el gusto a tierra que resquebraja los labios. La patria, nos han enseñado, es aliarse con el más fuerte. Los primeros viajeros se instalaron en la rivera este de nuestra mancha, quizás porque tiene mejores puertos naturales. La rivera opuesta tiene en el fondo de sus costas, enormes piedras filosas que rasgarían los cascos de cualquier embarcación. Por eso,  solo nada por ahí lobos marinos y focas. Como no hay árboles, no hay leña. Para calentarse usaban la turba que extraían de las costas. La turba de nuestras manchas puede arder espontáneamente durante horas y sentados alrededor del fuego, contaban largas historias traídas desde sus patrias abandonadas. Donde brujas, duendes y arboles crepusculares llenos de cuervos, de esas primeras noches en vela vienen las historias que se cuentan a los niños.

-Esto es parte de tu último trabajo, “Construcción”. Nos gustaría que nos cuentes un poco sobre esto que escribiste. Vi mucho el concepto de la patria y vamos a empezar a hablarlo.

-Esta es una novela que salió en el 2014. Yo escribo libros y trato de que funcionen, no sólo que sean algo que tenga que ver con algo mío, con una expresión. Sino que funcionen en un marco social y político de la historia. Yo a este libro lo empecé a escribir, más o menos en el 2010, con la idea de publicarlo en el 2012, porque se cumplían treinta años de Malvinas. Entonces ahí tenía sentido publicar el libro. Que funcione de acuerdo a lo que está pasando, pero a nadie le interesó. Entonces el libro salió en el 2014. Pero es interesante que haya salido en el 2014, porque se inauguró el museo Islas Malvinas, en la ex Esma. Tiene que ver con el revisionismo que propone el museo.

-¿Qué nos cuenta la novela con respecto a Malvinas?

-En principio no se nombra a Malvinas, no existe el concepto, o el nombre. Simplemente se las nombra como manchas, ni siquiera se les dice islas. Es  una novela medio rara, en el sentido de que es como medio distópica. No tiene una línea temporal muy clara, puede ser en el futuro o en el pasado. Si bien hay como un lenguaje medieval, si se quiere, hay como esta cosa post apocalíptica. Como que vamos a un futuro en donde vamos a tener todos espadas. Yo soy “malvinero”, me interesa mucho Malvinas, pero no tengo ningún vínculo familiar. Usualmente las personas que están atravesadas por Malvinas, tienen un tío, un primo, un padre, que estuvo en la guerra. Yo no tengo nada de eso, pero siempre me intereso muchísimo porque me parece que es la última gran huella, para buscar dentro de nuestra historia, para tratar de entender, ¿Qué es la patria? Hay muchas definiciones y hay una que tiene que ver con la guerra. Que también, eso es lo que hace que tengamos nosotros, esta identidad tan extraña. En el sentido de que no somos un país unido. No somos un país en donde nos queremos todos. Hay teorías que dicen, que no hay nada que te una más que una guerra. Por eso Inglaterra o Estados Unidos. Estados Unidos es el país más difícil de invadir y no es por la armada, sino porque están todos con fierros en sus casas. Si caes a invadir Estados Unidos, antes de que lleguen los milicos, la gente te caga a tiros.

-De hecho es un concepto que hay en la política neoliberal. Cuando se tiene un conflicto interno, lo mejor es generar un conflicto externo, para unificar a la población

-Sí. Tampoco es que yo esté promoviendo la guerra (risas). Pero si lo vemos históricamente, nosotros somos un país que no tuvimos guerras. Tuvimos guerras de independencia, pero no es lo mismo.

-De hecho uno de los momentos en donde la gente se siente unificada, es en un mundial, donde hay algo bélico ahí. Hay una confrontación con otros países, desde un partido, con jugadores. Entonces se crea como esa confrontación. Somos argentinos, tenemos que acompañar a nuestros luchadores, que son nuestros deportistas. Se traduce en otros lenguajes.

-Sí, el mundial y las olimpiadas son como las últimas guerras legales, por decirlo de algún modo.

-¿Cómo llegaste a Malvinas y como te empezó a apasionar?

-En principio buscando esta huella de la patria, la cuestión de la guerra. Siempre me gustó la segunda guerra, cosas medio personales, que por ahí no son muy bien vistas hoy en día. Pero bueno, cuando yo era chico, con mis amigos veíamos los tanques de la segunda guerra, o los aviones. Consumimos esa data, la que pasan todo el tiempo en el History Channel.

-Muy comunes los soldaditos de plástico..

Sí, todo ese consumo de la historia. La más cercana que tenemos es esa y es una historia súper rara la guerra de Malvinas.

-Todo lo que conllevó la dictadura. Es una herida que todavía no cerramos.

-Y a la vez, teniendo la dictadura ahí en el medio, hay una lectura progresista que es: Que gracias a la guerra, tenemos democracia. Si se ganaba en la guerra, que se yo cuánto tiempo más teníamos dictadura. Fue un mal necesario, eso es una lectura. Usualmente el progresismo, desde que llegó el kirchnerismo, no lee bien lo que fue Malvinas. Porque es complicado, es el código de milicos. No podes pasarlo por el progresista, de «lo justo o lo no justo». Un ejemplo: usualmente se dice que pobres los pibes que fueron, pero hay un montón de pibes que a los dieciocho años estaban en la guerra defendiendo la patria.

-¿Decís que hay un romanticismo del pueblo?

-Usualmente, el progresismo (cuando digo progresismo no hablo de un partido político, sino del mundo que se volvió más progresista, el mundo está contra de la guerra) considera que son unos pobres pibes, víctimas de la dictadura, que en muchos casos es así y en muchos no. En otros casos, hay pibes que estaban defendiendo la patria.

Yo suelo ver una entrevista, (que está en YouTube) donde a un pibe de dieciocho años le preguntan: ¿Cómo hace para no tener miedo? Y él les dice: “Pienso en dios y en la patria”. Son valores que son medio raros, no se qué haría yo en una guerra. Pero no te queda otra, es dios y la patria. Ahí está la patria, ahí se siente.

-Es en ese sentimiento fuerte que te aparece y que vos sentís que no estás yendo por vos, sino que estas yendo por todo un pueblo que está atrás tuyo y un territorio.

-Sí, también podes pensar que te cagaron y que es súper injusta la situación.

-La militancia también lo puede entender. Cuando empezamos a militar, uno se pone a servicio de la patria y muchos lo llevan en la piel y se emocionan.

-Y si no tienes esa energía y ese convencimiento, no haces las cosas que tenes que hacer. No estás bajo la lluvia de una bandera.

-¿Cómo inició el proyecto de esta novela? ¿Es una ficción o es más un relato histórico?

-Es una ficción. Cuando yo voy a escribir, lo primero que hago es pensar que voy a escribir y me Di cuenta que no había relatos sobre Malvinas. En realidad hay muchísimos, de ex combatientes. Pero no son considerados literatura por el canon o por la crítica. Yo tengo varios y algunos son increíbles. No están bien escritos, pero no cuán importante es hoy en día. Dentro de lo aceptable por la crítica, no hay tantos libros sobre Malvinas y dije: yo sé un montón de Malvinas, escribiré eso. Cuando fui a cubrir la inauguración del Museo Malvinas para un medio, donde estuvo cristina (fue un gran evento), me pasó algo interesante y extraño a la vez. Yo acá en ningún momento hablo de la guerra, está como un fantasma, hay algo por ahí. Leí recién «venimos de una guerra y vamos a una guerra», pero nunca se habla de la guerra. Yo me centre específicamente en la geografía. Es toda una descripción, como un manual de la geografía, una descripción de la zona. Lo que hizo el museo Malvinas, fue eso, una descripción de la zona. La hipótesis del museo es: «no hay soberanía más fuerte que la soberanía natural». Entonces hay una parte en el museo, que es bastante didáctica, en la que te muestran como se ve el cielo en Inglaterra, como se ve el cielo en buenos aires y como se ve el cielo en Malvinas. y vos ves que el cielo en Malvinas y el cielo en buenos aires es el mismo, en cambio en Inglaterra es otra cosa, que se yo que constelaciones ves. Es como Comodoro Rivadavia, tiene mucho más que ver con nuestro paisaje. Es la Patagonia.

-Acá tenemos otro libro tuyo, que se llama «El Indio Salario», que es poesía.

-En realidad son como un montón de poemarios. Yo empecé escribiendo poesía y después deje porque no me salió más. Estos son libros del 2005 al 2018, que fui publicando en muchas editoriales. Usualmente las editoriales tienen una tira chica y van desapareciendo, entonces eran todos libros inconseguibles que un editor los quiso juntar todos.

 -¿El título de esa compilación refiere a uno de los poemarios?

-Es del último que escribí. Son cinco oficios obreros. La poesía norteamericana tiene un momento muy importante a principios de siglo xx, que es cuando llegan cinco poetas rusos, exiliados por el régimen. Son recibidos en Estados Unidos y fundan el Partido Comunista. Los tipos se van de un sistema que los oprime y van a un país y fundan el Partido Comunista, en un momento donde era lo peor que había. Es como que llevan en sí mismos, ser paria. Con todo lo que significa fundar el partido comunista en Estados Unidos, a principios de siglo xx, fundan un movimiento, que es la poesía objetivista. Yo en ese momento estaba leyendo mucho a Zukofsky, particularmente en Argentina, Sergio Raimondi lo toma mucho a él. Es un poeta, que todo lo que escribe, esta pasado por el tamiz materialismo histórico marxista. Yo en ese momento estaba leyendo mucho eso y decidí escribir un poema, en el que se describían cinco oficios. Por eso se llama «El Indio Salario».

-También te referís mucho al riachuelo. ¿Sos de La Boca?

-No, no nací en La Boca. Soy de Córdoba, pero nací al lado de un río. Me mudé a la boca hace cuatro años y desde que estoy en la boca, estoy mucho con el riachuelo. Empecé a unir círculos, empecé a unir links y me di cuenta que toda mi vida me la pase al lado de un río, sólo que fueron cambiando. El riachuelo tiene cosas que ver con Malvinas. El riachuelo dejo de ser navegable hace mucho tiempo, la última navegación fue en los 50′. Ahora volvió a ser navegable, la parte de vuelta fe rocha, la parte que más limpio el macrismo. Cristina en su último gobierno, cambio el centro del país. El centro del país no es más Córdoba, el centro del país es Ushuaia. Entonces en todos los mapas de las escuelas, se ve bien la Antártida. Cuando yo era chico, el mapa era, argentino y al lado un cuadradito a la misma altura que la Patagonia, con la Antártida. Pero uno nunca tenía noción de donde estaba. Ahora los mapas son completos. Está arriba Jujuy y al fondo, la Antártida. Con este nuevo mapa, somos el segundo país en el mundo con más agua, después de Australia. Nosotros casi duplicamos el agua al territorio. Tenemos casi dos veces más agua que territorio. Somos un país acuático, pero no lo vivimos como un país acuático. De hecho, no comemos pescado, casi no está en nuestra dieta.

-Había una política en el gobierno nacional de Cristina Fernández, que era «pescado para todos». Era llevar camiones de pescado a pueblos que nunca habían probado el pescado.

-Eso mismo que decís vos, de llevar a que prueben pescado, tiene que ver con una cuestión muy soberana, que es entender que somos un país acuático. Una forma de asimilar eso, a mí me parece que es, recuperar el riachuelo como un lugar navegable. Hasta los 50′, nosotros ahora vemos que la gente con dinero se va a puerto madero y se toma el Ferry el colonia o a Montevideo. Bueno, no existía el Ferry, existían unos barcos «mega», que entraban hasta el riachuelo. Venían desde Montevideo y te bajabas en Vuelta de Rocha ahí en La Boca, en Caminito. Hasta los 50′ funcionaba así, era navegable. Yo creo que militar esa navegación, esa consciencia soberana sobre el agua, desde mi lugar como escritor y de trabajar en la literatura, fue hacer un festival. Este verano lo hice en febrero, hace poquito. Festival de Poesía del Riachuelo, en el que invite a leer a un montón de gente, amigos y gente que fui conociendo, que tiene un montón de producción literaria sobre el Riachuelo. Estuvo muy bueno por el riachuelo. Lo que unió todo e hizo que todo estuviera bien, fue el riachuelo. Incluso, siempre cuento una cosa: a último momento se me cayó uno de los lectores, porque tenía el hijo enfermo. Ya a la noche anterior, me había escrito otro escritor «x», diciéndome que vivía en la boca y que tenía un montón de cosas escritas. Entonces hice un enroque inmediatamente. Se hizo todo muy natural, porque había mucha gente que tenía mucha data sobre el Riachuelo y quería decirla.

Gentileza del programa radial Voces del Sur, los Sábados a las 14hs. por FM Bajo Flores 88.1 MHz.


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