Presunta trata de personas

Detectaron explotación laboral y precariedad en dos talleres textiles de Flores y Villa Lugano. Tres posibles víctimas declararon y hay un imputado.

Dos talleres textiles clandestinos fueron allanados y clausurados en los barrios de Villa Lugano y Flores por presunta trata de personas con fines de explotación laboral. Durante los operativos, tres presuntas víctimas ofrecieron testimonios clave y un hombre de nacionalidad boliviana fue imputado como responsable de ambos establecimientos.

Los procedimientos fueron ordenados por el Juzgado Nacional en lo Criminal y Correccional Federal N°5, a cargo de la jueza María Eugenia Capuchetti, Secretaría N°9 del Dr. Federico Clero. Los allanamientos se realizaron en forma simultánea en Lisandro de la Torre al 3600, en Lugano, y en Zuviría al 3200, en Flores.

Participaron de la acción efectivos de la División Delitos Contra Grupos Vulnerables y Trata de Personas de la Policía de la Ciudad, junto a personal de la Oficina de Rescate y Acompañamiento del Ministerio de Justicia de la Nación, la Dirección Nacional de Migraciones, la Dirección General de Protección del Trabajo porteña, el Consejo de Derechos de Niños, Niñas y Adolescentes y la Agencia Gubernamental de Control.

En el domicilio de Villa Lugano se hallaron 17 personas mayores de edad, entre ellas el imputado, además de 30 máquinas de coser industriales, gran cantidad de telas y materiales textiles. Tres personas brindaron testimonios relevantes para la causa y se detectaron seis trabajadores de nacionalidad boliviana con situación migratoria irregular. Por diversas irregularidades, se colocó una faja de clausura en el lugar.

En el taller de Flores fueron encontradas siete personas trabajando con doce máquinas de coser instaladas. También se labró un acta de clausura por falta de habilitación, elementos de seguridad y matafuegos.

El supuesto responsable fue imputado por infracción al artículo 145 bis del Código Penal, conforme a la Ley 26.842 de lucha contra la trata de personas. Además, se secuestraron teléfonos celulares, documentación y diez rollos de etiquetas con marcas reconocidas halladas en ambos inmuebles.

La clausura de estos espacios pone nuevamente en evidencia una problemática que atraviesa silenciosamente a muchos barrios porteños, donde la vida cotidiana convive con la informalidad laboral. Mientras la causa avanza en la Justicia, la comunidad permanece alerta.