La murga «La Locura de Boedo» está presente en el barrio hace casi 17 años. […]
Publicado el 4 marzo, 2017 por Fernando Zuker
La murga «La Locura de Boedo» está presente en el barrio hace casi 17 años. El baile, el ritmo, el respeto y el compromiso son parte de este grupo de personas que participó del último circuito de carnaval en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
Dicen que la locura es parte del carnaval y uno puede ver esta idea en una de las murgas de Boedo. En la plaza de Centenera y Zuviría, con bombos y redoblantes de fondo, hablamos con Carina, Johny y Maxi, miembros de «La Locura de Boedo». Una murga que nació a principios del nuevo siglo, se constituyó como una familia y en donde la amistad, la pasión y la solidaridad se hacen presentes en cada ensayo.
La Comuna 7: ¿Cómo pasaron estos fines de semana de carnaval?
Carina: Estuvo medio complicado por la lluvia.
Johny: Estuvimos en Villa Urquiza, Saavedra, Almagro en el jurado, Bajo Flores y La Boca. Viene habiendo algunos conflictos con el tema de los corsos. Se bajaron muchos corsos y con el tema de la lluvia, recién este último fin de semana que fue todo completo salió más la gente.
Maxi: Particularmente siento que este año hubo un montón de movida y muchas más que en años anteriores. El rubro de la murga se fue abriendo un poco, en el sentido de que hay muchas más murgas que antes. A nivel público también fue creciendo. Como fueron creciendo las murgas, el público fue creciendo.
La Comuna 7: ¿Tienen una temática en particular para este año?
J: Este año los trajes fueron tradicionales. Años anteriores sí, tuvimos una temática. Nos vestíamos estilo de piratas. Sin perder la esencia murguera se hizo una temática pirata de toda la murga. Este año se volvió a algo más normal si se quiere, pero siempre rompemos el molde con nuestros trajes. Siempre buscamos crear algo. Fuimos pioneros en sacar trajes abotonados o los pantalones abiertos. Siempre tratamos de ir mejorando el tema de los trajes y de poner cosas nuevas.
La Comuna 7:¿Cuántos son este año?
J: 150, 155 más o menos. Acá viernes y sábado cuesta entrar. En diciembre y en enero es el fuerte en todas las murgas, donde va toda la gente. Durante el año, la murga sigue ensayando pero somos 60 personas, 70 capaz. Año a año siempre se trata de descansar un poco. Terminan los corsos en febrero y descansás marzo y en abril arrancan algunos, algunos arrancan a mitad de año y algunos cuando ya empieza un poco más el calor. Siempre durante el año estamos en funcionamiento, se hace de todo un poco. La murga como que siempre encuentra el lugar para poder salir durante todo el año. Lo que es el circuito de carnaval arranca en febrero, hay corsos programados dentro del circuito y hay corsos por afuera y hay corsos en provincia. Es otra cosa pero no deja de ser la misma esencia, es todo carnaval.
La Comuna 7: ¿Miembros de qué edades tienen y cómo se organizan con tantas personas en la murga?
C: Hay grandes, chicos, de todas las edades.
J: El otro día, sin ir más lejos, casi tenemos un nacimiento en el micro.
C: Sí, una chica que tenía fecha de parto se fue a la casa.
J: “Me siento mal”, dijo. A las dos horas nos enteramos que había tenido el bebé. En su momento, mi ahijada mayor salió con siete días, ocho días. Hay gente que nace para la murga.
C: Y hay familias que se forman. Murgueros con murgueras, percusionistas con murgueras. Se arman muchas familias.
J: Es lo lindo de la murga. Por lo menos en ésta. Se trata de armar un vínculo familiar entre todas las personas. No es fácil llevarse bien con 150 personas pero todos tratamos de tirar para el mismo lugar. Hay directores en cada área. Dos directores generales. Tenés directores de eléctricos, que sería la parte libre del baile. Tenés dos o tres directores en lo que son las mascotas, que son los murgueros más chicos. Y tenés dos directoras en las murgueras y dos directores de los murgueros.
M: Lo primero que hablamos es de las bases nuestras. El respeto, el compañerismo y el compromiso. Son tres cosas fundamentales para hacer todo posible, cualquier cosa. Con tristeza no se puede armar nada. Creo que acá se trata de venir a pasar un buen momento, a disfrutarlo, a compartir. Entonces, podemos tener alguna diferencia en cualquier momento porque todos tenemos nuestro carácter, pero se trata de hablarlas cosas, personalmente, cara a cara, de la mejor manera posible. Siempre buscando una solución o buscándole el lado positivo a todo.Son un montón de personalidades. Todos aportamos ese grano de arena que hace falta para llevar esto adelante.
C: Después hacemos reuniones. Tenemos el grupo de directores para charlar sobre diferentes temas. Está todo bastante bien organizado.
J: En ese sentido se toman decisiones en el grupo cerrado. Tiene la palabra la gente de la murga como para poder traer propuestas, para poder cambiar los trajes, para poder meter un ritmo nuevo, pero después las decisiones las toman los directores y la última palabra la tienen los dos directores generales.
La Comuna 7: ¿Cuántos años tiene la murga y qué cambios notan de la murga de antes a la actual?
C: El 24 de marzo cumplimos 17 años. Nosotros estamos desde el principio.
J: Mis viejos ya eran murgueros antes que yo naciera. Nací y a los dos años y medio me metí en la primera murga. Todo cambia, todo evoluciona. La sociedad misma cambió. La murga que antes era algo como muy marginado, hoy ya no es tan así. Siempre se tomó a los carnavales como las vacaciones del pobre pero hubo una evolución muy grande dentro del movimiento murguero. Empezaron siendo muy pocas murgas y, hoy por hoy, hay más de 130 murgas dentro del carnaval porteño. Uno trata de hacer un laburo social por la gente, de tratar de sacar a los pibes de la plaza, de la calle y construir un espacio donde puedan sentirse cómodos, haciendo que crezcan y maduren. Es a lo que uno apunta.
C: También se trata de contenerlos, por ahí si un chico se llevó muchas materias, de decirle que dé las materias, o cualquier problema familiar o algo que pueda surgir fuera de la murga, se da un espacio en ese aspecto. Otra cosa que quería resaltar es que hacemos trabajos sociales o salidas solidarias a comedores infantiles, en lugares como por ejemplo, hospitales de niños. Todo lo que esté ligado a algo solidario, ahí está La Locura de Boedo también.
M: Cada día tiene su historia. Tratamos de ser la contención de un ratito de sus vidas y tratar de llevarlos a lo pasional de todo esto. Arrancarlos de todas sus historias pasadas y no sacárselas porque eso es una parte de uno, pero sí, intentar apaciguar toda esa historia. Enseñar a tocar un bombo, tocar un redoblante, llevar una bandera. Tratar de ayudarlos en todo lo que esté al alcance de uno.
J: Si nos llaman para algo copado ahí estamos siempre. Esos son laburos sociales que la murga nuestra siempre le pone el pecho.
M: Para tratar de darnos una mano entre nosotros. Esto se trata del pueblo. Nosotros somos cultura y tratamos de estar donde podemos.
La Comuna 7: ¿Qué tipo de canciones tocan?
J: El nuestro es un escenario murguero tradicional. Tenés recitados de presentación, canciones de presentación, recitados de homenaje, canciones de homenaje, tenés homenaje al barrio, homenaje a la mamá, homenaje a muchas cosas. El tema del homenaje es libre. Tenés una canción de retirada, un recitado de retirada y tenés canción de crítica. Antes las murgas criticaban mucho a la política. Hoy ya no se ve tanto. Ahora lo que piden es que las críticas sean picarescas, que sean de risa. Hay un reglamento en el circuito y somos evaluados. Pero afuera del circuito, uno puede poner lo que quiera. Nosotros hicimos críticas a la política durante un montón de años. Hay críticas de risa, criticamos a gente de la murga, criticamos a la tele. Después a la hora de evaluar uno prepara la crítica que tiene que preparar, que tiene que ser picaresca y dentro de unos estándares que establecen en el circuito.
M: Se nos encasilla. Nos limitan a hacer una crítica picaresca, cuando tengo entendido que en la murga, las principales eran las críticas de protesta. La murga si bien tiene mucha picardía también tiene ese fuego de protesta.
La Comuna 7: ¿Qué sienten por la murga y qué les pasa cada vez que entran a bailar o tocar?
C: Pasión, alegría. Es el conjunto de esas dos cosas.
J: Por mi parte, espero todo el año poder llegar a febrero. Si bien tenemos salidas durante el año, no es lo mismo. Tenés una adrenalina, ansiedad. Esperás ese momento. Estamos esperando con los chicos el primer silbatazo. Es como que se me olvidan todos los problemas y como que ese momento en el que estamos tocando no existe otra cosa que sea el disfrute, el tocar el bombo con mis amigos, estar en el escenario y pasarla bien en familia. Lo lindo que tiene la murga es la pasión. Hay mucha gente a la que le apasiona bailar, cantar o tocar un instrumento. Entonces uno prepara un espectáculo, que como decíamos va evolucionando, pero trata de hacer crecer el género. Creo que la murga si bien tiene todo un costado social y trata de sacar a la gente de la calle, también trata de brindar un buen espectáculo al público. Por eso se labura y ensaya durante todo el año. La murga nuestra no tiene límite de gente. Hemos salido más de 220 personas.
M: A mí me genera un montón de sentimientos. Es algo que uno lo hace con el corazón. Lo hace porque pasa un rato distinto, porque son dos horitas que uno viene a compartir con amigos, a disfrutar de lo que uno le gusta. En mi caso me gusta tocar el bombo. Es como un desahogo entre semana venir a un ensayo por ejemplo.Te vas conociendo con un montón de gente que tiene un montón de historias de vida, todas distintas. Vas conociendo lo que es cada historia, de cada persona. Me aportó eso. Conocer mucha gente. Tener amigos con los que compartimos un montón de cosas con respecto a la murga. Más allá de la murga formamos una amistad, a través de ella. Me aportó una familia unida, descolgar de muchas historias personales que uno puede tener. Te puedo decir que aportó demasiado a mi vida.
C: La idea cuando llega alguien es que aprenda a tocar o a bailar. Obviamente que al principio, al no contar con ese conocimiento, se le da la posibilidad de hacer una pasada, de usar un disfraz, de hacer alguna fantasía. Estamos abiertos a que todo aquel que venga, que esté interesado, aprenda a bailar. No hay una edad para aprender a bailar o a tocar un bombo.
J: La murga no discrimina por sexo, no discrimina por edad, no discrimina por absolutamente nada. Hay que tener ganas de venir a divertirse, a sumar y a crecer como murguero. Sí, somos respetuosos y las tres bajadas de línea son: humildad, respeto y compañerismo. Con esas tres bajadas de línea la murga se mantiene en pie hace 17 años.
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