La Martino en la Milonga de Artigas

Una noche más en la Milonga de Artigas, donde los segundos sábados de cada mes es una cita obligada de la comunidad del CFP 24 (Centro de Formación Profesional N 24) en el barrio de Flores, una escuela pública que ofrece múltiples cursos y oficios. El sábado pasado se presentó La Martino Orquesta Típica.

La milonga tiene su origen en el año 2006, con la premisa de una acción solidaria que activara una cooperación que les permitiera viajar a Misiones para mejorar una escuela rural. Razón por la cuál dicen sus organizadores “bailamos y construimos una escuela”. Luego vendría un segundo premio entre más de 4 mil experiencias solidarias, pero eso fue en sus comienzos, por la gestión de una milonga mensual a beneficio de las actividades solidarias.

Este espacio se gestiona a través de la Asociación Cooperadora, no existe apropiación privada. Los recursos generados en cada encuentro son transformados en insumos para garantizar cursos de calidad para la formación de los entusiastas jóvenes y adultos en oficios varios como carpintería, gastronomía, electricista, plomería, gasistas matriculado, estética corporal, peluquería, diseño gráfico, operador de sonido, alfarería y muchos oficios más. El CFP 24 propicia el espacio de un vínculo genuino entre vecinos de todas las edades donde se gestan lazos de compañerismo.

Cada segundo sábado se les plantea un desafío a los organizadores en la producción de la milonga, con una propuesta gastronómica que tienen que elaborar los alumnos ¡para más de 200 comensales!

El sábado 13 de junio la Milonga tuvo como eje temático los 100 años del genocidio armenio llevado a cabo por el estado turco; por lo tanto la propuesta gastronómica conceptual fue Armenia, una forma de rememorar su cultura, con sus colores y sus comidas típicas.

Cada milonga es un nuevo desafío para sus organizadores, especialmente la milonga de junio que presentó muchos inconvenientes al borde de la cancelación de la fecha. Todo objetivo por más que se planifique de antemano, no siempre sale como se planea.

El pronóstico del tiempo acompañaba a las trabas que se irían suscitando horas previas, un día típico de otoño en Buenos Aires gris, a una semana del invierno, anticipando los primeros fríos invernales con una lluvia finita yéndose y volviendo a cada instante.

Así lo cuenta Luis Asensio, uno de sus organizadores: «¿Cómo nos organizamos para garantizar 200 platos de alta calidad gastronómica? Organizamos las compras teniendo en cuenta, donde y que cantidades comprar. Pero en el medio siempre aparecen obstáculos, tuvimos que sortear paros de transportes y cortes de luz en el barrio… un vecino nos presta un generador de energía para refrigerar los alimentos y nos turnamos para mantenerlo con gasolina. Durante el mismo sábado vuelve a cortarse la luz cinco horas antes de la milonga y a eso de las 18hs., casi a oscuras seguimos armando el salón con un optimismo incomprensible. A punto de la cancelación de la milonga, con cumpleaños y más cien reservas, cuando ya estábamos por apretar ‘enter’ en Face y WhatsUp para cancelar, ¡se enciende milagrosamente la luz! y seguimos, estresados pero contentos por que se hacía la milonga. ¡Habemus Milonga!«.