Lunes 25 de Noviembre del 2024

Una familia de emprendedores en Flores

Desde Camilo Fernández, que fue el primer lechero, hasta Analía Ricardi, con su emprendimiento de […]

Publicado el 6 febrero, 2018 por Gustavo Viera

Desde Camilo Fernández, que fue el primer lechero, hasta Analía Ricardi, con su emprendimiento de venta de ropa; una vida en el barrio de Flores.

Camilo Fernández fue uno de los primeros lecheros del barrio de Flores allá por la década del 20’. Su base de operaciones estaba ubicada en un corralón de la calle Castañón 1430, entre Crisóstomo y Zuviría, y desde allí salía a vender con su carro y su caballo la leche puerta a puerta que provenía del tambo de Martocci. “Mi bisabuelo tuvo 4 hijos varones, entre otros descendientes, que desde pequeños, como se acostumbraba en esa época, lo acompañaron en el carro a vender la leche”, cuenta su bisnieta, Analía Ricardi, promotora de esta historia y continuadora del espíritu emprendedor de la familia.

Dos de sus hijos, Camilo “el rubio” y Raúl “el negro” -como se los conocía popularmente-, continuaron con el negocio de su bisabuelo. Era un negocio prospero para la época llevado a cabo por una familia que inspiraba respeto. Durante la charla, Analía se resigna al recordar aquella época donde el respeto era un valor fundamental en la sociedad.

El abuelo de Analía, Camilo (h), contrajo matrimonio con Francisca Sánchez, la abuela de Analía, y se mudó a la calle Monte, lo que hoy es Baldomero Fernández Moreno, entre Quirno y José Martí, dejando su casa materna de Castañón 1430. Hoy, el predio donde estaba el corralón, fue adquirido por una familia del barrio y conserva el adoquinado original y la estructura de aquella época. “Aún se conservan los amarres de los caballo y el lugar donde se higienizaban los tarros de leche”, agrega la nieta.

El negocio familiar de la leche continuó de la mano de los tíos y primos de Analía, ya no con los carros, los jarritos y los tachos, sino con camioncitos más modernos con las botellas y los actuales sachet de leche. “Pasaba casa por casa preguntando cuanto dejaba. La venta continuo hasta que falleció mi tío Hugo Sánchez hace 12 años”, comenta Analía.

El abuelo falleció en la década del 70′, pero la casa de Baldomero conservó ese espíritu productivo en sus entrañas. “Mi mamá, Beatriz Antonia Fernández, tenía peluquería en su casa y atendió a mucha gente del barrio”, cuenta Analía.

Fue ella la que continuó con esta vocación de emprender negocios y en la actualidad lidera su pequeña empresa de ropa “Luz Hugana”. Su mamá, casada con Don Ricardi, que además de peluquera era una buena modista, la impulsó a estudiar y ella hizo su carrera en Flego. De a poco, empezó a confeccionar su propia línea de ropa en el comedor de su casa. Hoy, la vende y tiene su propia cartera de clientas. ”Son diseños exclusivos para niñas y mujeres de todas las edades, con una profusión de talles y con distintos materiales y telas. También hago ropa a gusto y cuerpo de cada una. Esto es bastante buscado y da resultados”.

Lo bueno de esta historia es que “Luz Hugana” ofrece trabajo a gente de la zona que quieran salir a vender. “Les doy en consignación la mercadería sin inversión previa para que la puedan comercializar por el barrio. Cada 15 días las proveo de un bolso con mercadería”.

Una buena noticia para los vecinos y vecinas del barrio que buscan una salida laboral, en facebook o instagram LuzHugana.


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