Viernes 22 de Noviembre del 2024

El maestro del helado

Daniel Celentano trabaja en la heladería Ritrovo, una pyme familiar de Parque Chacabuco, y con […]

Publicado el 3 enero, 2019 por Nicolás Rosales

Daniel Celentano trabaja en la heladería Ritrovo, una pyme familiar de Parque Chacabuco, y con una vasta experiencia acumulada en este oficio, está considerado como uno de los mejores a nivel nacional y latinoamericano.

Al llegar a esta gelatería -como se dice en Italia- ubicada en la esquina de Vernet y Doblas, Daniel Celentano recibió a este medio con su compañera y una de sus hijas. “Ritrovo” es un negocio familiar, una pyme como las del siglo pasado, donde todos los de la familia “hacen algo”.

Fuimos detrás del mostrador, junto a los tarros de los helados. En ese lugar contó su historia personal y las causas por las cuales está considerado en el ambiente como uno de los “maestros del helado”. “Nosotros vivimos en Lugano, y en el barrio Parque Chacabuco estamos hace 21 años. Arrancamos con una fábrica de pastas y estábamos en la esquina de enfrente. Después pudimos comprar estos locales. Fuimos probando, hasta que a Estela se le ocurrió lo de la heladería”.

Daniel aclaró que en un principio la idea fue vender helados de terceros, pero que siempre su familia se reconoció consumidora de helados y que por ese entusiasmo inicial se fueron metiendo cada vez más en el tema y se decidieron por abrir este emprendimiento. “Desde el comienzo quisimos tener un producto premium”, agregó Daniel.

Abrieron entonces la heladería en el 2003 y desde allí crearon un helado cien por cien artesanal.

Maestro heladero                           

“Sin saber hacer helado, encargamos las máquinas”, afirmó con asombro al principio del relato. Luego buscó en una guía de páginas amarillas y, con la intención de formarse, Celentano encontró a la Asociación de Heladeros Artesanales.

A partir de ese momento, comenzó a estudiar en el Sindicato de Pasteleros y hasta la actualidad no paró de hacer cursos y perfeccionamientos. A tal punto que de aprendiz se convirtió en un maestro y formador de otros heladeros.

Aparte de la pyme familiar, le dedica también su tiempo en calidad de técnico asesor a una empresa italiana que fabrica y distribuye insumos para heladerías.

“Año a año seguimos creciendo”, aseguró Daniel y destacó la calidad en la producción de su helado y algunas materias primas que importan desde Italia como por ejemplo el chocolate.

“Este es un helado hecho con amor”, dijo Celentano riéndose a carcajadas, al estilo del conductor Silvio Soldán en Feliz Domingo.

La hora de los premios

En el año 2011 se realizó el primer Campeonato Nacional de Helado Artesanal. A Daniel lo llamaron para presentarse, pero no se animó. En el 2013 sí lo hizo, y a pesar de estar con una de sus manos lastimada, ganó el concurso. Así se convirtió en el mejor heladero de Argentina.

Daniel se muestra muy humilde, y cuando hablamos de este reconocimiento, no se considera ni el mejor ni un referente, aunque la realidad diga lo contrario. Su teléfono no para de sonar, porque lo consultan de todas partes. Dos años más tarde, 2015, representando al país, salió Campeón Latinoamericano. Esto le aseguró ir a competir a Rímini, Italia.

En el 2016 salió cuarto sobre diecisiete participantes que se presentaron. En enero del 2019, viajará por la revancha. “Hoy estamos en el nivel de calidad de Italia, tenemos un muy buen helado en diferentes puntos del país”, siguió contando Celentano. La pasión a esta altura de su carrera es la que manda.

Destacó que una de sus mayores satisfacciones pasa cuando el cliente o la clienta le dice: “Nunca probé un helado tan rico”. Eso por dentro lo llena de orgullo, confesó Daniel con tono serio. “Esto es lo que moviliza a seguir mejorando, a poner lo mejor de mí”.

El apoyo incondicional

Desde chiquito le gusta el helado. Recordó que los viernes después del trabajo de su mamá salían a tomar helados. Cuando le consultamos cuál fue la mayor satisfacción tras años de experiencia en el rubro, Daniel se emocionó hasta las lágrimas y contestó: “El apoyo incondicional de mi familia, todo esto que logré, es gracias a ellos. Soy lo que soy, gracias a ella más que nada”, y señala a su compañera, aún sensibilizado.

La heladería no tiene empleados y se hace todo a pulmón. “Nuestros logros son más personales que económicos, por eso quiero dedicarle un mayor tiempo a los helados”. Mientras seguimos charlando un rato más, los clientes entran y salen con su cuarto, su medio, o su kilo para disfrutar en sus casas. Su hija se mueve de aquí para allá sirviendo y atendiendo la caja. Hacia el final, tuvimos el gusto de probar algunos sabores. Sobre todo los clásicos de dulce de leche y chocolate.

La calidad es notable, un placer que recomendamos no se pierdan si andan por el barrio Parque Chacabuco y alrededores.

La familia

La familia de Daniel Celentano está compuesta por su  compañera Estela, sus hijos Lucas y Franco y su hija Daniela. Son una pyme de tipo familiar y de alguna manera todos sus integrantes aportan trabajo y conocimiento para que el emprendimiento se sostenga a través del tiempo.

Si bien hasta el cierre de esta nota sus actividades comerciales se diversificaban entre la elaboración de pastas y helados de manera artesanal, en un futuro cercano piensan dedicarse un cien por cien a la producción de helados artesanales.

La familia Celentano confesó a este medio que producto de la crisis que se atraviesa en lo económico y en lo social, la venta de pastas se ha reducido de manera considerable, y que hoy día esto ya no sería un negocio redituable, al menos para ellos, que la pelean día a día en Parque Chacabuco.


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