La película documental Raídos estuvo en competencia argentina en el último Bafici. Ganó el premio […]
Publicado el 25 abril, 2016 por Gustavo Viera
La película documental Raídos estuvo en competencia argentina en el último Bafici. Ganó el premio a mejor documental elegido por el público, entre otros. Su director, Diego Marcone hizo su debut en el género y en el festival. Este joven cineasta es un confeso fanático del Bafici desde su época de estudiante de la carrera de Diseño en Imagen y Sonido. Esto fue un condimento más en las muchas emociones vividas tras culminar la proyección en el día de su estreno. Es que, se pueden destacar una fotografía impecable y un sonido casi perfecto.
El caso de Raídos es básicamente la historia de un grupo de jóvenes tareferos (cosechadores de yerba), mostrando su trabajo, su vida cotidiana, el barrio, sus familias. Todo transcurre en pueblo llamado Montecarlo, cerca de las plantaciones de yerba. Al inicio se recuerda que en los años 90, las políticas neoliberales llevaron a la industria yerbatera a una grave crisis, producto de la cual una importante cantidad de jóvenes migró a las urbes de la provincia. Con una mirada intimista, el director nos sumerge en lo más íntimo de los personajes. Con una cámara que los sigue todo el tiempo, este documental escapa al típico largometraje de denuncia al estilo periodístico social. Contrariamente, no hay entrevistas, todos los diálogos de los protagonistas surgen de manera espontánea. Para lograr esto, Marcone realizó un arduo y extenso trabajo de campo, inspirándose desde un principio en una investigación sociológica. Pero sintió que él podía ir más allá de las palabras, que podía contar una historia en imágenes poco conocida para quien le toca vivir una vida urbana. El resultado es sumamente convincente desde los protagonistas de la historia. Aquellos que hablan por sí mismos, casi sin mirar a cámara, adónde el espectador tiene la sensación de estar ahí, con ellos. El público se emociona, la película deja una sensación de tristeza. Esto es mérito a través de la especial mirada para “contar” por parte de su director.
Es una película de una inmensa sensibilidad. Nos muestra una triste realidad alrededor de la explotación laboral en tierras misioneras, de manera contundente.
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